17 de enero de 1287 …

La conquista de Menorca por Alfonso III

Las relaciones del estado feudatario musulmán de Menorca con sus dominadores cristianos fueron pacíficas durante el gobierno de Abu Utman, pero esta situación se inmutó súbitamente poco después de sucederle su hijo Abu Omar. En 1282 Pere III de Aragón, deseoso de hostilizar las ciudades de Alcoll, Bugía, Bona y otras del norte de África, hizo escala en el puerto de Maó con una gran flota de 120 velas. Las autoridades moras de la isla le colmaron de agasajos y muestras de sumisión, pero el referido almojarife mandó secretamente aviso al señor de Alcoll de las intenciones bélicas del rey aragonés; las ciudades africanas estuvieron prevenidas y la expedición de Pere III fracasó. Hay que tener en cuenta sin embargo que la actuación del almojarife no puede calificarse de deslealtad y traición porque Menorca no era precisamente tributaria de Pere III, sino de su hermano Jaume II de Mallorca, que estaban enemistados entre sí.

Las discusiones y luchas entre los monarcas de Aragón y Mallorca y la necesidad de encauzar las energías y aplacar los ánimos exaltados de la nobleza fueron los principales determinantes de la conquista de Menorca.
Alfons III, hijo y sucesor de Pere III, después de haber arrebatado a su tío la isla de Mallorca, estando en Huesca en octubre de 1286 hizo un llamamiento a sus súbditos, convocándoles para emprender la conquista de la Balear menor.
La expedición compuesta de unos efectivos desmesurados, veinte mil hombres en más de cien naves catalanas, aragonesas y sicilianas, salió de Salou el 22 de Noviembre, dirigiéndose a Mallorca, en donde permaneció hasta después de Navidad en que tomó rumbo a Menorca.
Una tempestad dispersó la escuadra cuando se hallaba a la altura del cabo de Artrutx, pero una parte de ella logró reagruparse en Portopetro y entrar finalmente en el puerto de Maó, en el que ocuparon uno de sus islotes, llamado después Illa del Rei.

El 17 de Enero de 1287 desembarcó el monarca con su ejército y en las inmediaciones del puerto, concretamente en el «Pla des Vergers» y luego en la pequeña sierra de «Biniaixa» hubo una gran batalla entre los cristianos catalanes y los moros menorquines. El rey peleó valerosamente al frente de los suyos hasta vencer a los que habían traicionado a su padre. Se apoderó del castillo y pueblo de Maó, mientras que los moros vencidos se habían retirado al castillo roquero de «Sent Agáyz» (Santa Águeda).

Capitulaciones de Sent Agáyz.

Después de unos escasos días de descanso, el animoso Alfonso III cabalgó de nuevo al frente de sus tropas para tomar posesión de toda la isla, bajo la inclemencia del frío y caminos encharcados. Llegando a las cercanías del castillo de Sent Agáyz, el almojarife mandó bajar al encuentro de los vencedores a cuatro moros notables, los señores de Binodofá, de Binimodén, de Binicodrell y de Binimoama, para rendir al rey aragonés aquella fortaleza y toda Menorca. Era el 21 de enero de 1287.

Las capitulaciones de rendición eran duras. No sólo quedaban todos los castillos y poblaciones de Menorca propiedad absoluta del rey de Aragón, sino también los mismos musulmanes, que permanecían esclavos si no pagaban un rescate de siete doblas y media por persona, pero sus fincas, alhajas, mobiliario y demás cosas de su pertenencia quedaban en poder de los vencedores. Sólo se exceptuaba al almojarife que, con 200 personas entre familiares y allegados, serían llevados libres, a cuenta del rey a Berbería.

Estancia de Alfons III en Ciutadella.

El día siguiente de las capitulaciones (22 de enero) el joven monarca entraba al frente de sus tropas victoriosas en la antigua «Medina-Minurka», Ciutadella. El monarca residió en el que había sido palacio del almojarife, y que desde entonces se denominó Real Alcázar.

Durante sus cuarenta y cinco días de permanencia en la entonces capital menorquina, no permaneció ocioso el joven y activo rey. El rey Alfons III ordenó la conservación de los castillos de Santa Águeda y de Maó y el refuerzo de las defensas de Ciutadella.

Además, para la defensa de la isla, repartió las tierras según el sistema feudal de la época, entre los guerreros que más se habían distinguido en la conquista o sencillamente entre los primeros que se lo solicitaban, ya que el joven rey, conocido por la historia con el sobrenombre de Liberal, «nunca dio repulsa a cualquier persona que le pidiera»

31 de Mayo de 1906 …

1906 En Madrid, España, en la Basílica de San Jerónimo el Real tiene lugar la boda real entre el rey Alfonso XIII y la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg, sobrina del rey Eduardo VII de Inglaterra. A la salida de la ceremonia, en la calle Mayor, a la altura del número 88, mientras se dirigen al Palacio Real para el banquete, sufren un atentado cuando el anarquista Mateo Morral arroja una bomba camuflada en un ramo de flores contra la comitiva, que no alcanza a los reyes pero que mata a unas veinte personas además de herir a muchas más que contemplan el paso del cortejo. El 2 de junio, Mateo Morral será detenido en Torrejón de Ardóz, pueblo cercano a Madrid, por un guardia jurado al que matará de un tiro para suicidarse a continuación.
alfonso xiii

En la iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid, conocida por la mayoría de los madrileños como Los Jerónimos, a las 11.30 de la mañana del jueves 31 de mayo de 1906 se celebró el enlace del rey Alfonso XIII con la princesa Victoria Eugenia Eva Julia de Battenberg. Los contrayentes se habían conocido casi por casualidad, durante un viaje del joven Rey a Inglaterra, organizado por la Corte para que conociera a la princesa que habían elegido para él. La candidata de la Corte era la princesa Patricia, a la que familiarmente llamaban Patsy. Era hija del conde Connaught (séptimo hijo de la reina Victoria, Arthur) y de la princesa Luisa de Prusia.

Los cronistas de la época coinciden en señalar que no hubo entendimiento entre los jóvenes, quizás porque ‘Patsy’ ya estaba enamorada de un conde inglés. Ante el cariz que tomaba el viaje, Alfonso XIII olvidó el motivo inicial de su viaje y durante una comida en Buckingham Palace celebrada en su honor, se interesó por otra joven de cabellos dorados.

La princesa que había conquistado al monarca español era la nieta pequeña de la Reina de Inglaterra, su preferida según decían en la época, hija de la Infanta Beatriz y de su esposo, Enrique de Battenberg. Se llamaba Victoria, por su abuela; Eugenia, por su madrina, la emperatriz Eugenia de Montijo; Julia, por su abuela paterna, Julia Hauke; y Eva, por la primera mujer del mundo, aunque siempre fue conocida por el apelativo familiar de ‘Ena’.

El amor nació por tanto a espaldas de los diplomáticos y de todos los proyectos políticos, burlando cualquier cálculo o acuerdo, lo que convirtió el Rey en un joven enamorado. La noticia de su historia de amor corrió como la pólvora por España y la nueva princesa causó muy buena impresión tanto en el pueblo como en la Corte. España rebosaba felicidad porque el Rey se casaba por amor, como lo había hecho su padre, el rey Alfonso XII…….

Breve Historia … Castillo de Javier …

Una gran fortaleza …

En la Navarra Media, a 8 km. de Sangüesa, se alza esta fortaleza medieval erigida sobre roca viva, que congrega cada año a principios de marzo a miles de navarros en la popular peregrinación conocida como «Javierada». 

Al límite de la provincia de Zaragoza, en la parte más elevada del pequeño pueblo de Javier, se alza la silueta rotunda del Castillo de Javier, casa natal del patrón de Navarra. San Francisco Javier. 

Los orígenes del castillo se remontan a finales del siglo X, en el que se levantó una torre de señales, la torre del Homenaje. Su estratégica ubicación de frontera entre los reinos de Navarra y Aragón, acrecentó su sentido de fortaleza y en torno a la torre se fueron edificando los distintos cuerpos del castillo.

Es propiedad de la Compañía de Jesús, y se destina a uso turístico.

Puede visitarse todos los días

Fue declarado Bien de Interés Cultural por el Decreto Foral del 2 de febrero de 1994.

Castillo de Javier

El primer documento en el que se menciona el castillo es de 1217, aunque su construcción tal vez se remonte a fines del s. X o principios del s. XI.
En su origen, el castillo fue probablemente una simple torre de vigilancia y solo más tarde se convirtió en una fortaleza propiamente dicha, dotada de un complejo sistema defensivo.
En torno a esa torre primitiva, llamada de San Miguel, los señores de Javier levantaron a lo largo de la Edad Media diferentes edificaciones y recintos:

El Palacio Viejo, que se destinó a vivienda de los señores.
La torre de Undués, situada en la parte oriental y dotada de saeteras y matacanes para su defensa.
En el lado opuesto se levantó la torre del Cristo, que alberga en su interior la antigua capilla del castillo.
Cerrando el castillo por el Norte, un edificio destinado a bodegas, graneros y cuadras para el ganado.
A finales del siglo XV, cuando Juan de Jaso era su propietario, se construyó el Palacio Nuevo, junto a la torre del Cristo. En una de las habitaciones de esta zona, nació el Santo.

Tras la anexión de Navarra a la corona de Castilla en 1512, los hermanos de Francisco, Juan y Miguel, participaron en 1516 en el intento de restaurar la monarquía navarra. Fracasada la sublevación, el Cardenal Cisneros, regente de Castilla, mandó derribar todas las fortalezas de los rebeldes, entre ellas el castillo de Javier.
Fueron arrasadas las murallas exteriores que protegían la fortaleza, se desmocharon las torres, se rellenaron los fosos, y los matacanes y las saeteras fueron inutilizadas.
Privado de sus elementos defensivos, el edificio se convirtió en una casa grande.

Las defensas del castillo

A finales de la Edad Media, el castillo contaba con un complicado sistema de defensas. Sus principales elementos eran:

Torres, almenas, matacanes y saeteras.

Una muralla interior que rodeaba las edificaciones.

Un segundo muro exterior protegido por un foso, entre el Palacio Viejo y la torre de Undués.

Cuatro puertas:

La primera, levadiza, en la muralla exterior; la segunda se encontraba en el muro interior y contaba también con un puente levadizo; la tercera daba acceso al patio del castillo y la cuarta comunicaba con el Palacio Viejo.

El Señorío

El señorío de Javier pertenecía a la familia materna del santo. En él nació, hacia 1464, su madre, María de Azpilicueta, heredera de su linaje. Al casarse con Juan de Jaso, éste pasó a titularse Señor de Javier, Azpilicueta e Idocin.

Las posesiones que componían el señorío de Javier eran:
El castillo.
El pueblo de Javier.
Un territorio de más de 10 Km2.
Nuevas herencias y adquisiciones de los propietarios fueron añadiendo posesiones al patrimonio original, por lo que la familia llegó a ocupar un puesto destacado en la nobleza navarra.
Como nobles dueños de un señorío, gozaban de ciertos privilegios y derechos, como por ejemplo:
Cobraban pechas e impuestos a los campesinos que cultivaban las tierras pertenecientes al señor.
Eran dueños y patronos de la iglesia parroquial.
Cobraban una tasa sobre los rebaños roncaleses que pasaban hacia las Bardenas o volvían de ellas.
Cobraban también una tasa por las almadías que bajaban la madera por el río Aragón.
Administraban justicia.
Poseían un molino y una salina.
Tras la muerte de Juan de Jaso y debido a que los hermanos del santo participaron en la rebelión contra los castellanos, el patrimonio familiar estuvo en serio peligro. Pero, fracasadas las sublevaciones, los dos hermanos se acogieron al perdón ofrecido por Carlos I de España y, tras reconocerle como rey de Navarra, recuperaron sus bienes y haciendas.

Un Templo de Faraones en Madrid …

Debod

En el Parque del Cuartel de la Montaña el 20 de Julio de 1972 se inaugura el Templo de Debod, este procede de una zona desértica de la Baja Nubia, al sur de Egipto, cerca de la Primera Catarata del Nilo, a unos 15 kilómetros de la región de la Baja Nubia, hoy en día en gran parte sumergida bajo las aguas de la Presa de Asuán. Las excavaciones arqueológicas nos han mostrado que en la zona de Debod había un pequeño poblamiento antiguo que creció en época greco-romana gracias a la construcción del templo. Como la zona de Debod estaba en el camino entre el norte de Egipto y el interior de África, y estaba cerca de algunos importantes santuarios religiosos, se convirtió en un habitual lugar de paso.

Debod 2Nubia es el nombre con el que, desde la Edad Media, se conoce a la región central de Nilo entre Asuán y  Jartum. A diferencia del amplio y fértil valle egipcio, el nubio es estrecho y de escarpadas orillas, lo que no facilita su explotación agraria y ganadera, salvo en unas pocas zonas. Fueron otros, por tanto, los valiosos recursos que pronto despertaron el interés de los monarcas egipcios: el cobre, las piedras duras, las piedras semipreciosas y, sobre todo, el oro.

Nubia se divide en dos grandes zonas geográficas y culturales. Al norte, entre las dos primeras cataratas se extiende la Baja Nubia, controlada por Egipto desde las primeras dinastías y colonizada en el Imperio Nuevo. La Alta Nubia, desde la segunda hasta la sexta catarata, fue cuna de dos grandes estados: el reino de Kerma, conquistado por Egipto en el 1500 antes de Cristo, y el Reino de Kush, conquistador a su vez de Egipto entre el 728 y el 662 antes de Cristo, durante lo que fue la XXV dinastía.

En siglo VI a. C., los ejércitos egipcios penetraron en la Alta Nubia, destruyendo la ciudad de Napata, capital de Kush. La monarquía kushita se trasladó entonces al sur, a Meroe, en la 5º catarata. A pesar de estas derrotas, los reyes meroitas siguieron considerándose los verdaderos herederos de la monarquía egipcia.

La ciudad de Debod se encontraba en la frontera norte de la Baja Nubia, a muy pocos kilómetros de Filé y Elefantina. En el Imperio Nuevo debió de existir allí un pequeño santuario dedicado a Amón, del que sólo han quedado dos fragmentos de un sillar con el nombre del faraón Seti II. Quizá el nombre egipcio de este monumeno: “ta hut”, la residencia, sea el origen del nombre de la villa: “la ciudad del templo”.

A principios del siglo II antes de Cristo,  el rey Adijalamani de Meroe construyó sobre los restos de ese antiguo templo una pequeña capilla dedicada a los dioses Amón de Debod e Isis de Filé.  Adijalamani, como años antes había hecho su predecesor Arqamani, aprovechó la rebelión del sur de Egipto contra Ptolomeo IV y V, para extender su control político hasta la Baja Nubia y ayudar a los rebeldes tebanos. Arqamani y Adijalamani construyeron varios templos y dedicaron monumentos en varias localidades de la Baja Nubia, incluida la isla de Filé.

Capilla DebodLa capilla construida por Adijalamani forma el núcleo original del templo de Debod. Sus paredes, decoradas con relieves, muestran a este rey meroita caracterizado como un faraón egipcio mientras realiza ofrendas a los dioses egipcios.

Antiguamente, la capilla presentaba un aspecto muy distinto al actual, ya que sus paredes y techo estaban decorados con brillantes colores. Los restos de pintura se perdieron definitivamente  a principios del siglo XX, tras su larga inmersión bajo las aguas del lago de Asuán.

Posteriormente, distintos reyes de la dinastía ptolemaica construyeron nuevas estancias alrededor de aquella, y fueron añadidos el santuario con sus altares (naos), las grandes puertas monumentales (pilonos), y las estancias para el culto y el mantenimiento del, que Egipto cede a España por la salvación de los templos de Nubia.

Sofocada la revuelta en el sur de Egipto, Ptolomeo VI y su sucesor Ptolomeo VIII retomaron el control de la Baja Nubia. En Debod, estos monarcas ampliaron el primitivo santuario construido por Adijalamani, dotándolo de nuevas capillas, una terraza y un pilono. La simple capilla original había dado paso a un pequeño, pero completo templo egipcio. Ptolomeo VIII consagró allí un sagrario monolítico para guardar una estatua de la diosa Isis, completado después por otro dedicado a Amón de Debod, ofrendado por Ptolomeo XII. De los dos, sólo el segundo se conserva hoy en su capilla, pues el primero desapareció durante el siglo XIX.

Roma conquistó Egipto en el año 30 antes de Cristo, tras la victoria del fututo emperador Augusto sobre Marco Antonio y la reina Cleopatra. En el sur, las legiones romanas continuaron guerreando diez años contra el reino de Meroe, hasta que la firma de un tratado de paz estableció unas fronteras estables entre ambos reinos. Muy pocos años después, el vestíbulo y la fachada principal del Templo de Debod fueron decorados con escenas en las que aparece representado Augusto. También en época romana se construyeron un tercer pilono, una vía procesional y un embarcadero, así como una capilla, que se ha interpretado como un mammisi, lugar donde se realizaban los ritos del nacimiento del dios niño.

RepresentacionesEn el año 635, los templos de Filé fueron clausurados al culto pagano y los pequeños templos de la Baja Nubia vinculados a la diosa Isis, entre ellos Debod, cerrados y abandonados. Egipto y Nubia desaparecieron para el mundo occidental durante más de mil años, hasta que en el siglo XIX viajeros y aventureros redescubrieron para Europa sus antiguos monumentos.

Desde que nos llegó su primera descripción en detalle, en 1737, las referencias a él de los viajeros que cruzaban el Nilo fueron constantes. En 1907, la construcción de la presa de Asuán hizo que el templo fuera engullido por el río nueve meses al año y las obras de otra presa en los años 60 supuso un peligro definitivo de inmersión. Este hecho motivó su traslado y el de otros importantes restos unos metros hacia el interior. Así, en 1959 un equipo español al mando del profesor Martin Almagro, colaboró en el despiece del templo de Abu Simbel. El Gobierno egipcio decidió entonces donar a los países que habían participado en aquella monumental campaña cinco templos, entre ellos el de Debod. Para su adjudicación, la UNESCO había establecido que el templo debía exhibirse en museos o en centros científicos públicos, que se asegurara su conservación y que se creara un adecuado ambiente arqueológico. A pesar de que la aportación económica de otros países, como Holanda, Francia o Estados Unidos, había sido mucho mayor y que las condiciones de la UNESCO nunca fueron respetadas, la petición española fue elegida en 1968 y el templo llevado por partes desde su ubicación hasta Madrid unos años después culminando su reconstrucción el 20 de Julio de 1972.

El Templo de Debod fue uno de los primeros en ser rescatado. Trasladado primero a Elefantina, hasta se cesión a España.

El templo fue desmontado, numerándose sus sillares, trasladado en barco hasta el puerto de Valencia, y después en cajas en camiones a Madrid, donde fue reconstruido en su emplazamiento actual, solar del antiguo Cuartel de la Montaña de Príncipe Pío, dentro de un proyecto paisajístico con un estanque con agua que representa simbólicamente el río Nilo bañado por la luz de unas espectaculares puestas de sol. El Templo de Debod fue abierto al público como museo en 1972.

El alcalde Arias Navarro invita a los embajadores de Egipto, Argelia y Arabia Saudi, a visitar la inauguración. El Museo Arqueológico Nacional ( MAN ) se ha visto enriquecido con 3000 piezas, procedentes de las excavaciones para su cesión, que permiten un mejor conocimiento del arte y costumbre de las costumbre del Nilo.

Debod 3Padeció graves deterioros en los últimos siglos y sin embargo son muy importantes las partes conservadas y traídas a Madrid. En su nueva ubicación en el parque, se tuvo en cuenta la orientación original y ante una lamina de agua, ha sido colocado el monumento formado por dos pilonos y el templo en cuyo interior hay un vestíbulo y dos capillas; la central fue construida en el mismo Azakhera-mon. Los bajorrelieves y jeroglíficos en los que se describen las ofrendas a los dioses se conservan tal como se encontraron en Egipto gracias a la magnífica labor de arqueólogos y los métodos de conservación que estos aunaron junto con el personal de MAN.

21 de Julio de 1588 …

La Armada Invencible, flota española, se ve sorprendida por tormentas al rodear las islas Británicas por el norte, donde pierde la mitad de sus efectivos. El resto quedará dispersado y regresará a España en continuo goteo entre septiembre y octubre.
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16 de Julio de 1212 …

En Jaén, España, tiene lugar la Batalla de las Navas de Tolosa, entre tropas cristianas y almohades que se saldará con la victoria cristiana a pesar de estar en inferioridad numérica (70.000 soldados frente a 135.000) y en desventaja geoestratégica. Tras esta importante victoria, el poder musulmán en la Península Ibérica comenzará su declive definitivo y la Reconquista tomará un nuevo impulso que producirá, en los siguientes cuarenta años, un avance significativo de los reinos cristianos, que conquistarán casi todos los territorios del sur bajo poder musulmán. Tras la batalla, el número de bajas almohades se cifrará en unos 115.000 por tan sólo 11.000 cristianos.
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La batalla de las Navas de Tolosa marcó un antes y un después en la historia de España. En el norte de Jaén se vivió un encarnizado combate entre las tropas cristianas y los musulmanes. Todo iba bien para los moros, pero algo decantó la balanza definitivamente hacia el lado cristiano… ¿El qué?

Navas de Tolosa es un municipio jienense situado a unas pocas decenas de kilómetros de Bailén que esconde un tesoro histórico esencial. Hace cientos de años, justo antes de 1212, no pasaba de ser un pueblo musulmán más dentro de la actual Andalucía, sin embargo, el 16 de julio de ese año, se escribió una página importantísima en la historia de España.

Más de 100.000 moros esperaban a lomos de sus caballos la llegada de las tropas cristianas que no superaban los 70.000 hombres, y eso que a última hora se les sumaron 8.000 navarros llegados desde el norte. Y el 16 de julio comenzó la batalla. Los musulmanes arrancaron impetuosos y la balanza se inclinó hacia el lado moruno, sin embargo, un hecho cambió la historia. Los soldados andaluces que formaban parte del contingente musulmán abandonaron la batalla como muestra de desagrado por el trato que los almohades daban a los suyos. Con la desbandada andaluza llegó el pánico del resto de luchadores que pasaron de ser los vencedores a caer finalmente vencidos.

A partir de esta importante batalla librada en el norte de Jaén, el retroceso de los musulmanes fue lento pero inexorable hasta que, en 1492 se completara finalmente la Reconquista. Cientos de personas murieron en la batalla de las Navas de Tolosa y ahora, 800 años más tarde, sabemos con certeza que ese lunes 16 de julio tuvo lugar una de las páginas decisivas de la historia de nuestro país. De hecho en Despeñaperros existe un museo dedicado a esta batalla que evoca esta contienda decisiva y, como explican desde el propio centro, «el museo invita al visitante a profundizar en el debate de la multiculturalidad y el diálogo entre civilizaciones, desde una reflexión crítica sobre los conflictos que vivimos en la actualidad y como una pequeña aportación a la cultura de la paz». Jaén ofrece al visitante una oportunidad de descubrir una sangrienta y esencial página de la historia de España a través de distintos elementos de la misma: textos, cascos y armaduras, representaciones, …Navas 1

En 1212 las tropas cristianas, lideradas por Alfonso VIII, se alzaban con la victoria frente a las huestes almohades en la batalla de las Navas de Tolosa (Santa Elena, Jaén). Ocho siglos después de la contienda, muy próximo al lugar donde se desarrollaron los acontecimientos, se alza el Museo dedicado a esta batalla, la más importante de la conquista cristiana de Al-Andalus, que supuso el inicio del declive del poder del imperio almohade.

Desde la torre-mirador del Museo se divisa el campo de batalla. Lo que hoy es un bello paisaje de encinas y pinares, hace poco más de 800 años fue escenario de una de las batallas más cruentas de la historia. En liza, la lucha por hacer prevalecer una cultura y, especialmente, una religión: la espada frente al alfanje, la cruz frente a la media luna. La de las Navas de Tolosa es considerada como una de las batallas determinantes de la historia española. En este centro de interpretación, el visitante podrá, precisamente, conocer las claves de un enfrentamiento que marca el principio del fin del dominio musulmán en la península. A partir de las Navas, Al-Andalus se resquebraja, comienzan a proliferar los reinos de taifas y, con ello, el avance cristiano cobra nuevo impulso.

Abierto en 2009, el Museo de la Batalla de las Navas de Tolosa se sitúa a las afueras del municipio jiennense de Santa Elena. Basta con tomar la salida 257 de la Autovía de Andalucía y nos encontraremos con estas modernas instalaciones, de cuidado diseño y dotadas con las últimas técnicas museísticas. Todo en ellas está orientado a explicar de manera didáctica, original e interactiva lo ocurrido en el año 1212 por lo que, mediante modernas escenografías, audiovisuales, paneles y expositores… el visitante podrá conocer todos los aspectos que rodearon la batalla: la indumentaria, las armas, los campamentos y las caravanas y, por supuesto, el desarrollo en sí de la contienda. Todo, eso sí, argumentado con un enfoque en el que prima la intención de provocar una reflexión sobre la paz y la necesidad de fomentar una cultura del diálogo y del respeto a la multiculturalidad.

El Museo ofrece recorridos guiados por la exposición, comentada e interpretada por guías expertos en la batalla, así como visitas especiales para grupos de escolares. Además, su oferta complementaria incluye también otras actividades al aire libre que acrecientan el atractivo de la visita. Es el caso de las rutas de senderismo, bien por el propio campo de batalla (9 kilómetros de recorrido, tres horas de duración, baja dificultad) o bien por el Parque Natural de Despeñaperros, siguiendo diferentes senderos que recorren la sierra y en las que podremos apreciar la rica flora y fauna de la zona. En algunos casos, estos caminos nos llevarán hasta otros lugares de especial interés como el castillo de Castro Ferral, el Puerto del Muladar (4 horas de recorrido, dificultad media-baja), a ver restos originales de una calzada romana conocida como “el empedraillo” o un santuario ibérico como la Cueva de los Muñecos.

La batalla

Considerada una de las contiendas más importantes de la conquista de Al-Andalus, la de las Navas de Tolosa era, en principio, otra más de las batallas impulsadas por el reino de Castilla con el fin de seguir arañando territorios al antaño próspero imperio musulmán. Sin embargo, dos hechos dieron bríos añadidos a los planes cristianos. El rey Alfonso VIII logra que el Papa Inocencio III declare Cruzada esta campaña contra los almohades. De este modo, consigue que a sus tropas se sumen cruzados de toda Europa y caballeros de las diferentes órdenes militares. Pero es que, además, la necesidad de hacer un frente común ante los árabes hace que los diferentes reinos cristianos olviden sus conflictos territoriales y aragoneses y navarros se unen para respaldar al rey castellano.

NavasDeTolosaMonumentFrente a ellos, las tropas almohades, capitaneadas por el califa Al-Nasir, cuyos planes no sólo incluían afianzar y ampliar el dominio árabe a toda España, sino llegar, incluso, hasta la misma Roma. Las diferencias entre ambos ejércitos eran evidentes, tanto en el equipamiento como en el armamento o en las propias tácticas militares. En las Navas, los cristianos emplearon un plan de combate muy similar al desarrollado por los cruzados de Tierra Santa, con especial protagonismo del cuerpo de reserva liderado por los reyes cristianos que atacarían a los árabes cuando éstos intentaran cercar al cuerpo principal (la conocida como “carga de los tres reyes”). La estrategia almohade, por su parte, era muy simple y efectiva: cansar y desorganizar al enemigo, para después caer sobre ellos y asestarles el golpe de gracia.

El resultado del choque fue la victoria cristiana, miles de cadáveres en el campo de batalla, y un golpe mortal a los ya desgastados pilares del imperio musulmán. Según las crónicas, Al-Nasir nunca se repuso del desastre de las Navas de Tolosa, abdicó en su hijo y murió dos años después, quizá envenenado. Para los cristianos, sin embargo, la batalla no hizo sino insuflar ánimo a sus planes. A partir de aquí, continúan con sus incursiones, arrasando y tomando poblados y castillos. La llave de entrada a Andalucía estaba ya en sus manos, lo que haría más fácil la conquista del valle del Guadalquivir por Fernando III años después.

15 de Julio de 1834 …

En España, mediante un decreto de la reina María Cristina, se pone fin a la existencia del Tribunal de la Inquisición.

 Inquisicion

LA INQUISICIÓN ESPAÑOLA

ORÍGENES Y PRECEDENTES

La palabra inquisición, etimológicamente significa indagación o investigación para conseguir una información. El término Inquisición, hace referencia al Tribunal eclesiástico medieval establecido para descubrir y castigar las faltas contra la Fe, (fundamentalmente la herejía) o contra las doctrinas de las Iglesias, principalmente la Católica, aunque también hubo tribunales de las mismas características entre otras iglesias como el Calvinismo y otras denominaciones protestantes. La institución inquisitorial, no es pues una creación española.

La Inquisición Medieval, la decreta el papa Lucio III, mediante la bula Ad Abolendam, el 4 de Novbre., de 1184 para combatir la herejía de los valdenses. Estos eran unos predicadores itinerantes que predicaban por el sur de Francia y norte de Italia, aunque no eran clérigos. La Iglesia prohibía la predicación pública sin estar antes acreditados por el obispo de la diócesis. La herejía valdense era contemplada como una amenaza contra la fe cristiana. Los valdenses fueron relativamente pacíficos en comparación con los cátaros, que veían su fe como la únicamente verdadera y se mostraban totalmente hostiles a la fe católica a la que consideraban perniciosa.

Los cátaros, que llamaban a sus sacerdotes “perfecti” y “hombres buenos”, se encontraban comprometidos con una vida de completa abstinencia, no podían mentir, blasfemar, comer carne ni mantener relaciones sexuales, acusaban a la Iglesia de abusar de su poder clerical. Alrededor del siglo XIII, Europa era un foco de herejía para la Iglesia Católica.

En el año 1208 el papa Inocencio III, proclama una nueva cruzada para luchar contra los herejes cátaros, que fue conocida como la cruzada albigense.

Existieron tribunales de la Inquisición pontificia en varios reinos cristianos europeos durante la Edad Media y fue conocida como La Inquisición Medieval. En la Corona de Aragón operó un tribunal de la Inquisición pontificia establecido en el año 1231 por el papa Gregorio IX y cuyo principal

representante fue el dominico Raimundo de Peñafort, si bien a mediados del siglo XV, había, prácticamente, dejado de actuar.

En Castilla sin embargo no hubo nunca tribunal de la Inquisición Pontificia. Los encargados de vigilar y castigar los delitos contra la fe eran los diferentes obispados por medio de la inquisición episcopal, no obstante durante la Edad Media, Castilla prestó poca atención a las herejías.

CONTEXTO HISTÓRICO

Hacia la mitad del siglo XV convivían en la Península Ibérica varias clases sociales:

Los reyes y la nobleza

Era la clase dominante, tenían el poder, manejaban las armas, hacían la guerra contra los moros y eran dueños de las tierras, despreciando el trabajo manual.

El pueblo

Inculto e iletrado, dependía de los señores feudales y cultivaba sus tierras, siendo siervos de la gleba.

El clero

Dominaban el saber, custodiaban las bibliotecas, eran los cristianos instruidos y educados para mantener el saber basado en la religión católica. Estaban agrupados en diferentes órdenes entre las que se encontraban como más importantes las llamadas “mendicantes”: dominicos y franciscanos, que dependían directamente de Roma, no del obispo local.

 Las minorías de otros credos

– Musulmanes: Eran el pueblo vencido por los cristianos que iban retrocediendo hacia el Sur a medida que estos reconquistaban el territorio peninsular, concentrándose en Andalucía, principalmente en las provincias de Córdoba y Granada, aquellos que se quedaban en territorio conquistado por los cristianos, se dedicaban a la agricultura como mano de obra barata.

– Judíos: Residían en la península Ibérica desde al menos el siglo III y constituía la comunidad más grande en el mundo medieval, ejercían toda clase de oficios, alguno de ellos de gran importancia como consejeros de los reyes— El padre del rey Fernando, Juan II de Aragón, nombró al judío Abiathar Crescas astrónomo de la corte–. Eran cultos y letrados, conocían la contabilidad, lo que les permitía destacar en el comercio, en el negocio y en general en las inversiones. Una de sus actividades fue la que ejercían como prestamistas y banqueros lo que no les granjeaba buena imagen frente al resto de clase sociales. Eran la clase burguesa.

Con objeto de poner fin al monopolio comercial de los judíos que producía en la nobleza y en el pueblo envidia y temor a la vez, se fueron promulgando leyes en los diferentes reinos que restringían sus posibilidades de trabajo al tiempo que les impedían ejercer diversos oficios. De este modo sus actividades eran progresivamente más limitadas, obligándoles a vivir incluso en barrios determinados llamados “aljamas” o juderías. El propósito fue su exclusión de la vida económica y su control demográfico.

Causas

A finales del siglo XIV, se incrementa la ola de antisemitismo, alentada por la predicación de Ferrán Martínez, archidiácono de Écija. Fueron especialmente cruentos los pogromos de 6 junio de 1391, en Sevilla, por ejemplo, fueron asesinados cientos de judíos según el historiador británico Henry A. Kamen: La Inquisición Española: Una revisión histórica— y en otras ciudades como Barcelona y Valencia las cifras según este mismo autor fueron similares 250 y 400 respectivamente.

Esta serie de disturbios contribuyó en gran medida a la conversión masiva de judíos ya que antes de esta fecha las conversiones fueron escasas.

Desde el siglo XV puede hablarse de judeoconversos o “cristianos nuevos”, también llamados marranos, como nuevo grupo social, a los que veían con recelo tanto los “cristianos viejos” o lindos, que así eran llamados, como los propios judíos.

Una vez convertidos, los judíos no solo escapaban de las eventuales persecuciones sino que además lograban acceder a puestos y oficios que les estaban prohibidos muy severamente por las nuevas normas en vigor.

Fueron muchos los conversos que alcanzaron una importante posición en la España del siglo XV, entre otros los médicos Andrés Laguna y Francisco López Villalobos, siendo este último incluso médico de la corte del rey Fernando El Católico. Los escritores Juan de la Encina, Juan de Mena, Diego de Valera y Alfonso Palencia, y los banqueros Luis Santángel y Gabriel Sánchez que financiaron el viaje de Colón.

Son varias las razones por las cuales los Reyes Católicos deciden introducir en España la máquina inquisitorial, entre las cuales están:

  • El establecimiento de la unidad religiosa. Puesto que el objetivo de los Reyes Católicos era crear una maquinaria estatal eficiente, una de sus prioridades era lograr la unidad religiosa. Además, la Inquisición les permitía intervenir en asuntos religiosos de forma activa sin la intermediación del Papa.
  • Debilitar la oposición política locala los Reyes Católicos, muchos de los que en la Corona de Aragón se resistieron a la implantación de la Inquisición, lo hicieron invocando fueros propios.
  • Acabar con la poderosa minoría judeoconversa. En el reino de Aragón fueron procesadas familias influyentes, como Santa Fe, Santángel, Caballería y Sánchez, esto se contradice sin embargo con el hecho de que el propio rey Fernando tuviese en su administración numerosos conversos ocupando puestos de responsabilidad.
  • Financiación económica. Puesto que una de las medidas que se tomaban con los procesados era la confiscación de bienes……

 

El Palacio que fue Castillo …

Palacio de Aldovea se muestra impávido, como si los largos siglos de historia que alberga entre sus paredes fueran el recuerdo casi fugaz de un sueño.

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El Palacio de Aldovea es un bello edificio que se encuentra próximo al municipio de Torrejón de Ardoz- Madrid y al río Henares.

La historia de esta construcción y el paraje natural que la circundan hunde sus raíces en la remota Edad Media. En aquel momento, el palacio era una fortaleza musulmana que el rey Alfonso VII cede, junto a un extenso territorio, al Arzobispado de Toledo en el año 1163.

Esta poderosa institución será la propietaria del castillo y soto de Aldovea hasta el inicio del siglo XIX.

Construido inicialmente como un castillo en la época de la Reconquista, finales del siglo XI y principios del siglo XII, su función era vigilar la ribera del Henares. Siglos más tarde, en el XVIII, el infante Luis de Borbón y Farnesio, cardenal arzobispo de Toledo, hermano de Carlos III e hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, ordenó reconvertir la fortaleza en el actual palacio al arquitecto italiano Virgilio Rabaglio.

El castillo, con el paso de los años, es objeto de arreglos y reformas para su conservación y adaptación a los gustos y usos de los distintas épocas. El inhóspito castillo medieval, al llegar el siglo XVII pasa a convertirse en un cómodo palacio para disfrute y recreo de sus moradores.

En el siglo XVII continúan las reformas, ejecutándose la escultórica de la fachada principal. Junto al Castillo – Palacio había una ermita llamada de la Magdalena, construcción de modesta con cimientos de piedra y muros de ladrillo encalado, con una pequeña espadaña donde estaba colocada la campana que servia para llamar a la oración y para fijar las horas del día y los acontecimientos de la vida en aquel tiempo tan lejano sin relojes.

Hagamos un breve viaje en el tiempo y situémonos con la imaginación en el remoto siglo XVI.

El lugar de Aldovea es un extenso y frondoso bosque rodeado de una cerca y coronado por un castillo. Hay abundante caza menor y en las aguas del río Henares vive una rica fauna acuática, en especial truchas y anguilas. Todos estos recursos naturales serán aprovechados. La caza, la pesca. la hierba y la leña que produce el soto serán arrendadas sin descanso a lo largo de los siglos.

Al inicio de la centuria, ocupaba el Arzobispo de Toledo el cardenal Cisneros, que trabajaba en esos días en el magno empeño de crear una gran universidad en la ciudad de Alcalá de Henares de la cual recibirá el nombre de Complutense. Con este objeto fundó el colegio de San Ildefonso. En 1511 Cisneros determina dar al colegio para su sustento perpetuamente a censo toda la leña que se pudiera sacar con dos mulas del soto de Aldovea, entonces llamado del arzobispo. A cambio el colegio debía pagar cada año 900 maravedís y un par de gallinas.

En el año 1540 se arrienda al vecino concejo de Torrejón de Ardoz un cuarto de la leña del soto de Aldovea, por el plazo de nueve años y a cambio del pago anual de 9500 maravedís. Se determina de forma rigurosa como se debe llevar a cabo la explotación de la leña para que el bosque no sufra daño.

En los años 1537, 1579 y 1585 se arrendó a distintos particulares el uso de la caza del soto. Las condiciones de los distintos arrendamientos son muy similares. Lo que varia, con el paso del tiempo, son las cantidades a pagar por el arrendador que como era costumbre, se satisfacían anualmente en dos plazos.

Estos usos de la posesión se perpetuaron con muy pocas variaciones a lo largo de los siglos hasta llegar el año 1802 en el que el Arzobispo vende la posesión a Manuel Godoy, Príncipe de la Paz por la cantidad de cinco millones de reales de vellón. Poco tiempo después en 1804 Godoy vuelve a vender la posesión a la que se agregan los despoblados de Daracalde, viveros, Bollero y Baezuela por la cantidad de 7.942.079 reales de vellón. En este caso el ilustre comprador es el rey Carlos V, pasando esta posesión a formar parte del territorio de real sito de San Fernando de Henares.

retrato_fernandovii_goya_museo_zaragoza_mgt09256.jpg_1306973099A lo largo del siglo XIX tanto Fernando VII como Isabel II intenta que Aldovea se convierta en una explotación agrícola en la que aplicar nuevos métodos de cultivo.2013022112451718688

Las propiedades fueron enajenadas durante la segunda mitad del siglo XIX. Como consecuencia de la ley de Desamortización de 1865, las propiedades fueron subastadas, y en 1869 le fue adjudicado a José Francisco de Pedroso y Cárdenas, marqués de San Carlos de Pedroso. En 1902 la propiedad pasó a manos de Rodrigo Figueroa y Torres, duque de Tovar, cuyos herederos ostentan hoy la propiedad del palacio. Durante la Guerra Civil Española, fue cuartel del general Miaja durante la batalla del Jarama. En la actualidad sigue siendo una propiedad particular.

Déjense caer por el Palacio de Aldovea y su entorno. Corran el riesgo de caer hechizados por la belleza de un enclave a caballo entre el pasado de la realeza y su historia sin olvidar que este majestuoso palacio fue testigo del rodaje de «La princesa de Éboli» entre otras.

Enlace

Confirmada la desaparición de la Dirección General relativa a bibliotecas en la Comunidad de Madrid

Plataforma para la creación del Colegio Oficial de Archiveros, Bibliotecarios y Documentalistas de Madrid

Se disculpa ante sus lectores Bibliotecaria Sin Tijeras: el viernes pasado -10 de julio- hablaba de unos rumores preocupantes sobre la degradación administrativa de las bibliotecas en la Comunidad de Madrid. Ahora la avisa un atento seguidor del blog que más bien habría que referirse a hechos consumados y no rumores puesto que ya el miércoles 8 de julio se había publicado en el BOCM el nuevo organigrama que confirmaba esos temores.

Este es el actual organigrama oficial [negritas nuestras]:

Comunidad Madrid

‘BOCM 8 de julio

DISPOSICIONES ADICIONALES

Primera

Presidencia del Gobierno

[…]

  1. Se crea la Oficina de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, con rango de Viceconsejería, dependiendo funcionalmente de Presidencia del Gobierno y orgánicamente de la Consejería de Presidencia, Justicia y Portavocía del Gobierno.
  2. Se suprimen la Dirección General de Artes Escénicas, Música y Audiovisual, la Dirección General de Bellas Artes, del Libro y de Archivos y…

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3 de Julio de 1976 …

NOTA:  Antes de que os adentréis en este articulo aclarar que es solo un hecho histórico de España, cada ideología es respetable en esta santa casa y no entrare en debate sobre este tema ya que cada uno opinara bajo su criterio y como ya he mencionado respetable por mi parte.
En España y tras la dimisión forzada de Arias Navarro el pasado día 1, el rey Juan Carlos I nombra a Adolfo Suárez como nuevo presidente del Gobierno, cargo que jurará el 5 de julio.
 Suarez - Arias Navarro

Carlos Arias Navarro había desempeñado numerosos cargos en la Administración franquista, algunos muy importantes, como los de director general de Seguridad y alcalde de Madrid, cuando entró en el Gobierno del almirante Luis Carrero Blanco en junio de 1973 como ministro de Gobernación.

Según testimonios de políticos de aquellos años, la elección de Arias fue decisión personal de Franco. Y así se lo dijo el mismo Carrero a Arias cuando éste le agradeció su inclusión en el Gobierno. La preferencia de Franco, de su familia y de sus consejeros más íntimos fue el factor que permitió a Arias ascender a presidente del Gobierno después del asesinato de Carrero por ETA en diciembre de 1973, por delante de quien había ocupado la vicepresidencia, el catedrático Torcuato Fernández Miranda, y de otros políticos más experimentados, como Alejandro Rodríguez Valcárcel, José Antonio Girón, Gabriel Pita da Veiga y de los dos ex ministros que le acompañaron en la terna del Consejo del Reino: Federico Silva Muñoz y Gregorio López Bravo.

Pese a su fama de duro y hasta de despiadado, Arias encarnaba perfectamente a la clase política de la dictadura, donde el escalafón había sustituido a las ideas y la iniciativa: obediencia al superior, fidelidad proclamada al caudillo y aplicación de la legislación vigente.

El Gobierno de Arias se formó en enero; el anterior, que sólo tenía seis meses, fue deshecho por completo. Enseguida se vio que Carrero había acertado cuando se lo definió a Gonzalo Fernández de la Mora de la siguiente manera:

Parece muy enérgico pero no es hombre de criterio. Veo que usted le conoce poco.

Como provenía de los servicios secretos y policiales, Arias daba mucha importancia a los informes y los rumores, por lo que era fácilmente manipulable. Además tomaba medidas que luego anulaba. El Gobierno de Arias parecía un coche que tan pronto aceleraba como frenaba.

64608480No era el hombre que el príncipe de España quería para dirigir su proyecto de reforma. Por un lado, había hecho la guerra, había nacido en 1908, y por otro lado, se definía como republicano. Además, a mediados de noviembre de 1975 había planteado un ultimátum al príncipe. Con Franco enfermo y el sultán marroquí dirigiendo la Marcha Verde contra el Sáhara, Juan Carlos se reunió con los ministros militares a espaldas del presidente para enviar un mensaje al conde de Barcelona en el que se le instaba a aceptar la proclamación del nuevo rey. Arias se creyó borboneado y le presentó la dimisión, acompañada de unas palabras poco amables. El príncipe no tuvo más remedio que pedirle que siguiera en la presidencia. Cuando Juan Carlos fue proclamado rey, Arias volvió a ser designado presidente del Gobierno, con lo que disponía de un mandato de cinco años.

Juan Carlos de Borbón heredó del general Franco no sólo la jefatura del Estado y la de las Fuerzas Armadas, también un presidente del Gobierno, Carlos Arias Navarro. El 4 de julio de 1976 por fin lo sustituyó por Adolfo Suárez, ministro con camisa azul y jerarca máximo del partido único. El rey empleó a un falangista para desmontar el franquismo.

Pero el monarca empezaba a mover sus fichas; el 3 de diciembre Fernández Miranda, arquitecto legal de la reforma, regresaba al poder como presidente del Consejo del Reino, el organismo encargado de elaborar las ternas para cargos de especial relevancia, como el de presidente del Gobierno; y el 11 de diciembre juraban ante el jefe del Estado los miembros del segundo Gobierno de Arias, entre los que figuraba el falangista Adolfo Suárez, aunque en el ministerio de menor rango, el del Movimiento Nacional.

En el Gobierno también entraban dos personajes que, según los enterados, ocuparían en poco tiempo la presidencia del Gobierno: Manuel Fraga como ministro de Gobernación y José María de Areilza, que había desempeñado cargos destacados en el franquismo hasta que en los años 60 se pasó a la causa juanista, la cual abandonó en cuanto se le ofreció el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Los meses siguientes fueron los más desordenados del pos-franquismo hasta las vísperas del 23-F. Los ministros miraban por su futuro político, la economía se deterioraba; el PCE, Comisiones Obreras, los etarras y toda la extrema izquierda empezaban a ocupar las calles y a realizar huelgas, aumentaba la presión internacional… El Gobierno se encontraba bloqueado por el sector continuista del franquismo y la propuesta de ruptura de la oposición; ésta era poco numerosa, pero muy ruidosa, y además estaba amparada por París, Washington, Bonn y el Vaticano. En marzo murieron cinco personas en Vitoria por disparos de la Policía; en mayo, la procesión a Montejurra acabó a tiros y palos entre las ramas carlistas: hubo dos muertos y sospechas de participación de sectores del Estado… Y ETA asesinó a once personas entre enero y mayo.

Fraga elaboró una amplia propuesta de reforma constitucional cuyo hundimiento, como cuenta Pío Moa en La Transición de cristal,

Se coció en el círculo más íntimo de Juan Carlos, formado por Torcuato y Adolfo Suárez. Éste, secretario general del Movimiento, oficiaba de celoso defensor de los principios y hombres más continuistas y contra los planes reformistas, no sabemos si por convicción o por táctica para desgastar a Arias y a Fraga. De hecho, Suárez seguía la batuta de Torcuato, que deseaba dirigir la reforma, por lo que su obstruccionismo debió de responder más bien a una táctica.

A principios de junio, el rey realizó un viaje oficial a Estados Unidos y habló ante el Congreso. En su discurso, al parecer elaborado conjuntamente con Areilza y de espaldas a Arias, prometió una monarquía democrática:

La Corona asegurará el acceso al poder de las distintas alternativas de Gobierno, según los deseos del pueblo libremente expresados.

El 1 de julio Juan Carlos convocó al presidente del Gobierno al Palacio de Oriente, después de una presentación de cartas diplomáticas, y le pidió que le entregase la dimisión. Arias, el duro, se rindió sin pelear. Al día siguiente, el Rey firmó un real decreto por el que le concedía el marquesado de Arias Navarro con grandeza de España.

Y a partir de ese momento entró en juego Fernández Miranda, ya que en su puesto de presidente del Consejo del Reino dirigiría la elaboración de la terna de candidatos a presidente, de donde el rey elegiría un nombre. Y tanto Fernández Miranda como Juan Carlos sabían a quién querían. Tanto Fraga como Areilza se creían los elegidos. Se cuenta que el diario El País preparó un número especial para celebrar el nombramiento de Areilza.

El Consejo del Reino, manipulado por Fernández Miranda a lo largo del 3 y el 4 de julio, incluyó a Suárez entre los candidatos, con 12 votos. Los otros dos puestos fueron para los mismos que habían aparecido en la terna de diciembre de 1973: Silva Muñoz (15 votos) y López Bravo (14 votos). A la salida de la sesión, Fernándezn Miranda pronunció una frase célebre:

Llevo al Rey lo que me ha pedido.

La tarde del 4 de julio, el rey escogió a Adolfo Suárez, hombre maleable y de su generación.

Yo quiero ser ministro; donde sea, con quien sea y para lo que sea. Todo lo demás no me interesa.

Salvo para mucha gente en el Movimiento, la sorpresa fue absoluta. Días después, El País publicó un reportaje en el que aseguraba que Suárez era una marioneta del bunker y del Opus Dei impuesta a la Corona.

Después del nombramiento de Suárez, los acontecimientos se aceleraron: en menos de un año se celebraron elecciones con todos los partidos –incluso los que tenían un pasado terrorista, como ERC y el PCE– legalizados.

En octubre, el Consejo Nacional del Movimiento, institución guardiana del régimen, aprobó el proyecto de Ley para la Reforma Política, que permitía elecciones multipartidistas. En noviembre, dos días antes del primer aniversario del fallecimiento del caudillo, lo hicieron las Cortes del franquismo. En diciembre, el pueblo español refrendó la ley por una mayoría abrumadora. En abril de 1977 se legalizó el PCE. En junio se eligieron Cortes ordinarias, con la victoria del partido centrista montado por Suárez y su círculo. Y en julio, en su discurso de apertura de la legislatura, el rey encargó a los parlamentarios la elaboración de una Constitución que sustituyese a las Leyes Fundamentales.

30 de Junio de 1321 …

Fallece en Valladolid – España, María de Molina, reina de Castilla de 1284 a 1295 y regente durante la minoría de edad de su hijo Fernando IV, desde 1295 hasta 1301. Su habilidad política le permitió salir de la crisis interna y reafirmar los derechos de su hijo sobre el trono castellano.
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María de Molina había nacido alrededor de 1260 (en archivos y bibliotecas no se concreta fecha) cerca del monasterio de Santa María de Palazuelos,Corcos de Aguilarejo, hoy en el término de Cabezón de Pisuerga, que en el siglo XIII llegó a ser cabeza de la Orden del Císter en Castilla. Era hija del infante Alfonso de Molina, hermano de Fernando III, y de su tercera esposa,Mayor Alfonso de Meneses, que fue enterrada en Palazuelos. El destino la llevaría a ejercer tres veces como reina: como esposa de Sancho IV, como madre de Fernando IV y como abuela deAlfonso XI, en las tres ocasiones en medio de grandes conflictos que le produjeron innumerables desvelos que afrontó con valentía.
Los primeros problemas comenzaron al contraer matrimonio con su primo el rey Sancho IV, hijo de Alfonso X el Sabio y doña Violante, que por razones de grado de parentesco estaba prohibido canónicamente, pues ella era nieta y él bisnieto de Alfonso IX de León y además ya estaba casado y tenía hijos ilegítimos, pero, a pesar de la oposición general, consumaron su enlace en Toledo en junio de 1282. Ello provocó que el papa Martín IVexigiera a los obispos castellanos invalidar la unión y que fueran excomulgados por «incestas nuptias, excessus enormitas y publica infamia«, convirtiéndose la obtención de la licencia pontificia, con el fin de validar la descendencia, en una obsesión durante mucho tiempo. En 1283 nacía la infanta Isabel, la primera de sus siete hijos, en la ciudad de Toro.
 A la oposición de Alfonso X el Sabio al matrimonio de Sancho y María se sumó la indecisión de este monarca respecto a las leyes sucesorias. El rey sabio había escrito en las Partidas, ajustándose al derecho romano, que la herencia al trono correspondía al primogénito y su descendencia, pero esta ley no fue promulgada oficialmente, de modo que cuando en 1275 se produce la muerte de Fernando de la Cerda, infante heredero, se aplicó la tradición de pasar los derechos al trono al mayor de los hijos vivos, en este caso a su hermano don Sancho.
Por este motivo, Sancho tuvo que enfrentarse a su propio padre y a sus sobrinos los infantes de la Cerda, surgiendo en sectores de la nobleza banderías enfrentadas a favor de unos y de otros dando lugar a una guerra civil y una fuerte crisis económica. La situación se complicó al serBlanca, madre de los infantes, tía del rey de Francia, que presionó al papado para que no validara la unión de Sancho y María de Molina. Esto también fue un pretexto para la realeza de Aragón, que apoyó a los de la Cerda para conseguir el apoyo castellano en su enfrentamiento con Francia por los territorios italianos, exigiera a don Sancho el repudio de su esposa, cosa que no sólo no hizo, sino que en 1293 le concedió el Señorío de Molina, que desde entonces quedaría unido a su nombre.
Teniendo el respaldo de buena parte de la nobleza vallisoletana, Sancho y María asentaron su palacio en Valladolid, donde ella pasaba largas temporadas. Allí se enteró en 1294 de la traición del infante don Juan, su cuñado, que había capturado al hijo de don Alfonso Pérez de Guzmán, conocido como «Guzmán el Bueno», y se lo había entregado a los benimerines, que a cambio exigieron la plaza de Tarifa dando lugar a un episodio heroico por parte del leonés. En las expediciones contra la resistencia del sur María de Molina participó personalmente, compartiendo con su esposo todos los problemas de estrategia militar y encargándose del aprovisionamiento de las tropas.
Su primera intervención relevante se produjo cuando a la muerte de Sancho IV el 25 de abril de 1295, según decisión testamentaria, tuvo que hacerse cargo como regente de los derechos de su hijo Fernando IV, que por entonces contaba tan sólo con diez años de edad. Todavía sobrevolaba la amenaza de que algunos sectores nobiliarios intentaran el asalto al poder al considerar al heredero como ilegítimo, pues no se había conseguido la dispensa pontificia. María de Molina recurrirá a convocar Cortes para buscar el apoyo de los concejos frente a la nobleza, produciéndose entre 1293 y 1312 en Valladolid, donde María de Molina ejercía como señora de la villa, hasta seis convocatorias. Convertida en el centro de gobierno castellano, la ciudad recibió privilegios mercantiles, lo que produjo un aumento de población que obligó a una ampliación de sus primitivas murallas. Debido a la prolongada residencia de la reina en la ciudad, en Valladolid nacen, en 1287 y 1290 respectivamente, sus hijos Alfonso y Pedro y en Valladolid muere el mayor de ellos, que fue enterrado en el convento de San Pedro.
Durante la minoría de edad de Fernando IV, creyendo en la supuesta debilidad de María de Molina, nobles y ambiciosos personajes intentaron hacerse con el trono. Regresó a Castilla Enrique el Senador, hermano de Alfonso X, que se sumó a los intentos de asalto al poder pretendiendo hacerse tutor del rey niño, Castilla fue invadida por portugueses y aragoneses y fue reconocido por los adversarios como rey de León al infante don Juan, el traidor de Tarifa, y como rey de Castilla a Alfonso de la Cerda, momento de caos que Jaime II de Aragón aprovechó para arrebatar a Castilla el reino de Murcia.

Pero María de Molina con temple y con el apoyo de los concejos, en 1301 consiguió pagar la bula de legitimación de su matrimonio, momento en que Fernando IV alcanzaba a los dieciséis años la mayoría de edad. Aquí comenzaba otro capítulo doloroso, pues el débil monarca se dejó influir por las banderías nobiliarias hasta enfrentarse a su madre. Ante esta situación, el pueblo se amparó en la figura de la que fuera reina regente, siendo requerida por los concejos por encima del rey para tratar asuntos de importancia, consiguiendo con paciencia apaciguar y reconciliar la vida castellana a través de la Hermandad de Ciudades. Ante la evidencia, los nobles renunciaron a practicar sistemáticos ataques a la reina, que había dilapidado su fortuna para resolver los problemas del reino. Como compensación, María de Molina se convirtió en depositaria de los sellos de Castilla y en el acuerdo de Ágreda de 1301 recuperó el reino de Murcia y paró definitivamente las aspiraciones de Alfonso de la Cerda.

En esos años el rey Fernando IV, al frente de una nobleza no muy disciplinada, emprendió una campaña contra los musulmanes, de cuya expedición regresó enfermo para morir prematuramente en 1312. Y de nuevo el príncipe heredero, Alfonso XI, era un menor de tan sólo un año de edad. Y de nuevo su abuela, María de Molina, a pesar de una delicada salud desde hacía cuatro años, supo cumplir el papel de reina desde Valladolid durante mucho tiempo.

406 4 Huelgas Reales-Sepulcro Maria de MolinaEn ese periodo llegarían de nuevo la guerra y las intrigas a Castilla de la mano de don Juan Manuel, ante lo que reaccionó María de Molina con una férrea política. Finalmente, en las Cortes de Burgos de 1315 consiguió disipar las ambiciones de los intrigantes y la concordia entre la nobleza enfrentada. Incluso recurrió al papado para que mediara en los problemas castellanos, pero cuando en el verano de 1321 llegó el cardenal de Santa Sabina a Valladolid como legado pontificio, la reina agonizaba en el convento de San Francisco.
Hoy día, como hiciera el cronista Ambrosio de Morales en 1572, de todos aquellos acontecimientos sólo nos queda describir el sepulcro de las Huelgas Reales, apreciado testimonio de la energía de una mujer que creció en Tierra de Campos, fue madre de siete hijos, por tres veces reina de Castilla y León y durante toda su vida benefactora de la ciudad de Valladolid.

29 de Junio de 1236 …

En la actual España, en su campaña de conquista del valle del Guadalquivir, Fernando III al mando de su ejército conquista Córdoba, la que fuera capital del califato andalusí. De inmediato, la Mezquita de la ciudad es consagrada como catedral cristiana.
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Nace el año 1201 en un lugar de Zamora donde posteriormente se alzaría el Monasterio de Valparaíso. Hijo de Alfonso IX de León y doña Berenguela, hija del rey Alfonso VIII de Castilla.

Sus posibilidades de reinar son prácticamente nulas ,tiene un hermano mayor también llamado Fernando que fallece en 1211, tanto en Castilla donde Enrique I es el sucesor de Alfonso VIII, como en León donde Alfonso IX se siente más inclinado a dejar el trono a una de sus hijas nacidas de su anterior matrimonio con Teresa de Portugal.

Inocencio III declara nulo aquel matrimonio, pues doña Berenguela es sobrina de Alfonso IX, y sin embargo legitima el hijo de éstos.

A los diez años peligra su vida. No puede dormir ni comer. Doña Berenguela coge al niño en sus brazos, llega al monasterio de Oña, reza, llora durante una noche entera ante la imagen de la Virgen «y el menino empieza a dormir, et depois que foi esparto, luego de comer pedía».

A partir de entonces le acompaña siempre la fortuna.
Una teja hiere a su tío, Enrique I, mortalmente en la cabeza, mientras juega con unos muchachos de su edad en el patio del Palacio Episcopal de Palencia. Berenguela es reina de Castilla. Avisado por su madre, Fernando se reune con ella y juntos marchan hacia Valladolid. Allí Berenguela recibe el reino que le pertenece por herencia e inmediatamente renuncia a él en favor de su hijo.
El rey cuenta con dieciocho años.
Poco después, en las Huelgas de Burgos, el obispo Don Mauricio le ciñe la espada de Fernán González y le arma caballero.
Fernando vence a Alfonso IX, quien aliado con la poderosa familia de los Lara, intenta arrebatarle el reino por la fuerza, estimando que le corresponde a él por matrimonio.

Fernando III casa en 1219 con doña Beatriz de Suabia, hija del emperador de Alemania.

Berenguela había firmado durante su regencia una tregua con los almohades el 1215 y la renueva Fernando el 1221, puesto que necesita la paz externa para terminar de ordenar los asuntos del reino.
En 1224, se produce el fallecimiento de Yusuf II y con este hecho sobreviene también el final de las treguas acordadas con Castilla. privilegio

Fernando III ha conseguido la pacificación de su reino y está más que dispuesto a pasar a la ofensiva contra los almohades.
En cuanto a Alfonso IX de León, deja dispuesto en 1229 que, a su muerte, violando el derecho sucesorio, el trono de León recaiga en sus hijas Sancha y Dulce, nacidas de la unión con Teresa de Portugal.
Alfonso IX muere el año 1230. Una vez más, la extraordinaria habilidad de Berenguela va a salvar la situación en beneficio de Fernando III.

Entrevistada con Teresa de Portugal, logra que Sancha y Dulce renuncien a las concesiones del testamento de su padre a cambio de cuantiosas compensaciones económicas, en lo que se conocerá como «Tratado de las Tercerías». A éste acuerdo se unirá el de «Sabugal» suscrito por Fernando III y Sancho II de Portugal. Ambos monarcas desean ciertamente vivir en paz especialmente porque la Reconquista no ha hecho más que comenzar.

En diciembre de 1232, Fernando III, asegurado su dominio sobre León, concentra sus tropas en Toledo. Antes de que concluya el año, Trujillo, está en sus manos. Los años siguientes constituyen una secuencia ininterrumpida de victorias. En 1233, las tropas castellanos reconquistan Montiel y Baza. En 1235, Medellín, Alange, Magacela y Santa Cruz.

La estrategia castellana no puede ser más acertada militarmente: encerrar Sevilla en medio de dos ofensivas paralelas que surcan Extremadura y la cuenca del Guadalquivir. En enero de 1236 tiene lugar un acontecimiento de radical importancia. Se hallan reunidas las cortes de Burgos cuando llegan inesperadas noticias de que las fuerzas castellanas se han apoderado por sorpresa del arrabal cordobés conocido como La Ajarquía.

El 7 de febrero, el propio Fernando III se halla en el campo de batalla y el 29 de junio, Córdoba, la ciudad que en otro tiempo había sido capital del califato es reconquistada.

iglesia-san-lorenzo-rosetonResulta difícil magnificar el enorme impacto moral que causa en el Islam la pérdida de Córdoba. También para los cristianos encierra un simbolismo obvio. De Córdoba habían partido las expediciones que los habían esclavizado y saqueado durante generaciones. También se habían originado allí las terribles campañas de Almanzor tan sólo comprensibles desde la óptica de la yihad. Ahora Fernando III considera llegado el momento de realizar un acto de innegable justicia histórica y así ordena la devolución de las campanas compostelanas robadas por Almanzor en el año 998. Igual que en el pasado, viajarán a hombros de cautivos pero esta vez rumbo a sus legítimos propietarios.

En 1237 vuelve a contraer matrimonio con Juana de Ponthieu y, por enfermedad suya, el principe Alfonso, luego Alfonso X ocupa el reino de Murcia, que se había hecho vasallo de Castilla, y se apodera de Lorca y Mula, que se le resistieron 1244. Este mismo año firma con Jaime I de Aragón el «Tratado de Almizra», por el que se fija el límite de la expansión aragonesa hacia el sur.

Restablecido Fernando, llego hasta la vega de Granada, se apodera de Jaén 1246, del reino granadino, cuyo soberano Mohamed Alhamar el viejo se hace tributario suyo, y hasta le ayuda a conquistar otros territorios musulmanes.
Este mismo año muere doña Berenguela, su madre, y principal artífice de sus éxitos.

Prosigue sus avances por el valle del Guadalquivir, se apodera de Carmona 1247 y pone sitio a Sevilla, a la que cerca por tierra y por el río, mediante una escuadra mandada por Ramón Bonifaz, que, vence a la flota musulmana y, penetrando por el Guadalquivir, corta la comunicación entre Sevilla y Triana, capitulando Sevilla en noviembre de 1248, después de un largo asedio. Una de las condiciones de la capitulación es que la ciudad se entregue vacía de musulmanes.

A la caída de Sevila siguen la de otras importantes poblaciones, como Arcos, Medina-Sidonia, Sanlúcar, Jerez y Cádiz, con lo que sólo les queda a los musulmanes el reino de Granada, tributario de Castilla.

Desgraciadamente, le sobreviene la muerte el 30 de Mayo del año 1252, cuando proyectaba una expedición a Marruecos, donde los benimerines se han adueñado del poder, deponiendo a la dinastía Almohade 1252.

En el plano culturar, favoreció con privilegios y exenciones al Estudio general de Salamanca 1242, por lo que se le considera como fundador de aquella Universidad; comenzó las catedrales de Burgos 1217 y Toledo 1227, de estilo gótico; se empezó a usar en los documentos el romance leonés-castellano, en substitución del latín; mandó traducir al castellano el Fuero Juzgo; abrigó el proyecto que llevó a cabo su hijo, de unificar y refundir toda la legislación, y reunió Cortes por primera vez en Castilla 1250. Fue una de las más grandes figuras de la Edad Media y el que dió mayor avance a la empresa de la Reconquista; conceptuado como santo por su vida ejemplar, fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X, y su fiesta se celebra el 30 de Mayo, día en que murió.

Sus restos, se veneran en la catedral de Sevilla, con elogioso epitafio en latín, castellano, árabe y hebreo, que reza como sigue:

…»Aquí yace el Rey muy honrado Don Fernando, señor de Castiella é de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia é de Jaén, el que conquistó toda España, el más leal, é el más verdadero, é el más franco, é el más esforzado, é el más apuesto, é el más granado, é el más sofrido, é el más omildoso, é el que más temie a Dios, é el que más le facía servicio, é el que quebrantó é destruyó á todos sus enemigos, é el que alzó y ondró á todos sus amigos, é conquistó la Cibdad de Sevilla, que es cabeza de toda España, é passos hi en el postrimero día de Mayo, en la era de mil et CC et noventa años…»

24 de Junio de 1542 …

Nace en Fontiveros, Ávila – España Juan de Yepes Álvarez, conocido como San Juan de la Cruz, poeta y religioso español, brillante exponente de la literatura mística.
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Fundador con Santa Teresa de Ávila, de las Carmelitas de Descalzas, doctor de teología mística, nacido en Fontiveros, Castilla Vieja, el 24 junio, 1542. Falleció en Ubeda, Andalucía, el 14 de Diciembre de 1591.

Juan de Yepes, el último de los niños de Gonzalo de Yepes y Catalina Alvarez, tejedores de seda pobres de Toledo, conoció desde su más temprana edad las penalidades de vida. El padre, que pertenecía a una buena familia fue desheredado por su matrimonio más humilde, se murió siendo muy pequeño; la viuda, ayudada por su hijo mayor, pudo a duras penas procurar las necesidades básicas. Juan estudió en la escuela pública de Medina Campo, donde la familia había ido a vivir, y demostró ser un alumno atento y diligente; pero cuando se colocó como aprendiz de un artesano, parecía que era incapaz de aprender algo. Don Alonso Álvarez de Toledo el gobernador del hospital de Medina lo tomó en su servicio, y durante siete años Juan dedicó su tiempo a atender a lo más pobre de entre los pobres, y a asistir a una escuela de los Jesuitas. Ya desde es edad temprana sometió su cuerpo a los mayores rigores; dos veces fue librado de la muerte por la intervención de la Virgen. Preocupado sobre el sentido de su vida, se le revelo en oración que su tares era servir Dios en una orden de antigua perfección para ayudar a su restauración. En los Carmelitas que habían fundado una casa en Medina, tomó los hábitos el 24 febrero de 1563, y con el nombre de Juan de San Matías. Después de la profesión obtuvo licencia de sus superiores para seguir estrictamente la regla original carmelita sin las mitigaciones concedidas por algunos papas.

Le enviaron a Salamanca para cursar los estudios superiores, y se ordenó sacerdote en el año 1567; en su primera Misa recibió la convicción que debía conservar su inocencia bautismal. Pero, abrumado por las responsabilidades del ejercicio del sacerdocio, decidió hacerse cartujo.

Sin embargo, antes de seguir adelante lo consultó con Santa Teresa que había ido a Medina para fundar un convento de monjas y fue quién le persuadió para permanecer en la Orden Carmelita y ayudarla en la fundación de un monasterio de frailes que llevasen la regla primitiva. La acompañó a Valladolid para tener experiencia practica de la forma de vida de las monjas reformadas. Cuando le fue ofrecida una casa pequeña, enseguida San Juan decidió probar la nueva forma de vida, aunque Santa Teresa no pensaba que nadie, a pesar de gozar de una gran espiritualidad, pudiera soportar las incomodidades de aquella casucha. Se le unieron dos compañeros, un antiguo prior y un hermano laico con quienes inició la reforma de los frailes, el 28 de Noviembre de 1568. Santa Teresa ha dejado una clásica descripción de la forma de vida de las primeras Carmelitas Descalzas, en los capítulos XIII y XIV del «Libro de las Fundaciones Juan de la Cruz«, nombre que ahora adopta, fue el primer maestro de novicios, y puso las bases del edificio espiritual que pronto iba a asumir proporciones majestuosas. Ocupa varios puestos en diferentes lugares hasta que Santa Teresa lo llamó a Avila como director y confesor del convento de la Encarnación del que ella había sido nombrada priora. Permaneció allí, con pocas interrupciones, durante más de cinco años. Entretanto, la reforma se extendió rápidamente, pero su permanencia fue puesta en serio peligro, por un lado por la confusión causada por órdenes contradictorios – unas emitidas por el General de la orden y el capítulo general y otras provenientes del nuncio Apostólico, y por el otro por la pasión humana que a veces alcanzó altos niveles.

A San Juan le ordenó su provincial volver a la casa de su profesión (Medina), y al negarse a hacerlo, dedo que la orden no era original del provincial sino por orden del delegado Apostólico, la noche del 3 de diciembre de 1577 fue encarcelado, y llevado a Toledo, donde estuvo más de nueve meses aislado en una celda estrecha, y sofocante, y además sometido a castigos adicionales como podrían aplicarse en los casos de crímenes más serios. En medio de sus sufrimientos fue asistido por consuelos celestiales, y en este periodo están fechadas algunas de sus elevadas poesías. Consiguió escapar de forma milagrosa, en agosto de 1578. Durante los años siguientes se ocupó principalmente de la fundación y el gobierno de monasterios en Baeza, Granada, Córdoba, Segovia, y otros lugares, pero no formó parte de las negociaciones que permitieron el establecimiento de un gobierno separado para los Carmelitas de Descalzos. Después de la muerte de Santa Teresa el 4 de Octubre de 1582, cuando las dos tendencias de los Descalzos, los Moderados bajo Jerónimo Gracián, y los Estrictos bajo Nicolás Doria se esforzaron por unirse, San Juan apoyó al anterior y compartió su destino. Durante algún tiempo ocupó el puesto de vicario provincial de Andalucía, pero cuando Doria cambió el gobierno de la orden y se concentra todo el poder en las manos de un comité permanente llamado Consulta, San Juan se resistió. Al apoyar a las monjas en su intento de afianzar la aprobación papal de sus constituciones que las hacía depender directamente de un superior descalzo elegido, pero no de la Consulta, se granjeó el disgusto del superior quién lo privó de sus cargos y lo relegó a uno de los monasterios más pobres, donde cayó gravemente enfermo. Uno de sus antagonistas, el padre Diego Evangelista, fue más lejos investigando hasta el modo de como se gestionaron los bienes de los monasterios para tratar de imputarle graves cargos, buscando la expulsión de la orden que había ayudado a fundar.

Aunque su enfermedad iba en aumento se le retiró al monasterio de Ubeda, donde fue tratado al principio con dureza; su oración constante, «sufrir y ser despreciado», se cumplió así literalmente casi hasta el final de su vida. Pero al final incluso sus adversarios reconocieron su santidad, y en su entierro hubo una gran manifestación de homenaje. El cuerpo, todavía incorrupto, como se ha constatado en los últimos años, se trasladó a Segovia, y sólo una pequeña parte permanece en Ubeda; existen disputas sobre su posesión. Un fenómeno extraño se ha observado frecuentemente en relación con las reliquias de San Juan de la Cruz para el que no se ha dado ninguna explicación satisfactoria: Francisco de Yepes, el hermano del santo, y después de él muchas otras personas han notado la apariencia en sus reliquias de imágenes de Cristo en la Cruz, la Santísima Virgen, San Elías, San Francisco Javier, o otros santos, según la devoción del espectador. La beatificación fue el 25 de Enero de 1675, la traslación de su cuerpo 21 mayo del mismo año, y la canonización el 27 de Diciembre de 1726.

Nos dejo las obras siguientes, publicadas en Bruselas en 1619 por primera vez.

«Ascensión al Monte Carmelo», la explicación de algunos versos que empiezan: «En una noche oscura con amor ansioso inflamado.» Este trabajo debiera comprender cuatro libros, pero se corta en la mitad del tercero.

«Noche Oscura del Alma», otra explicación de los mismos versos, terminando en el segundo libro. Ambas obras se escribieron poco después de su fuga de la prisión, y, aunque incompletos, se complementan y forman un tratado lleno en teología mística.

La explicación del «Cántico Espiritual», una paráfrasis del Cantar de los Cantares, que empiezan «¿Dónde te has ocultado?» en parte compuesta durante su encarcelamiento, y completado y comentado después de algunos años por la petición de la Venerable Ana de Jesús.

La explicación de un poema que empieza: «Llama de Amor viva», escrito aproximadamente el año 1584 petición de Dona Ana de Peñalosa.

Algunas instrucciones y cuidados espirituales.

Unas veinte cartas, principalmente a sus penitentes. Desgraciadamente el grueso de su correspondencia, incluyendo numerosas cartas a y de Santa Teresa, fue destruido, parte por él mismo, y parte durante las persecuciones de las que fue víctima.

«Poemas» de los que se han publicado veintiséis hasta ahora, veinte en las ediciones más viejas, y recientemente seis más, descubierto en parte en la Biblioteca Nacional en Madrid, y en parte en el convento de monjas Carmelitas de Pamplona.

«Una Colección de Máximas Espirituales» ,en algunas ediciones en número de cien, y en otras trescientas sesenta y cinco, que puede difícilmente ser considerada una obra independiente, ya que éstas están escogidas de sus otros escritos.

Se ha considerado que durante sus estudios a San Juan le gustaba particularmente la spsicología esta contrastado ampliamente por sus escritos. No era lo que puede llamarse un especialista, pero conocía profundamente la «Suma» de Santo Tomas de Aquino, como lo demuestra casi cada página de sus obras. Las Sagradas Escrituras parece que se las sabe de memoria, su dominio le viene evidentemente más por meditación que por las clases. No hay en él ningún rastro de influencia de enseñanza mística proveniente de los Santos Padres, el Aeropagita, Agustín, Gregorio, Bernardo, Buenaventura, etc., de Hugo de San Victor, o de la escuela dominicana alemana. Las pocas citas de patrística en sus obras se relacionan fácilmente con el Breviario o la «Suma». Ante la ausencia de cualquier influencia consciente o inconsciente de escuelas místicas más tempranas, su propio sistema, así como el de Santa Teresa cuya influencia es claramente profunda, podría ser denominado misticismo empírico. Ambos arrancan de su propia experiencia, Santa Teresa lo confiesa, mientras el San Juan casi nunca habla de él «no inventa nada» (por citar al Cardenal Wiseman), «no pide prestado nada de nadie, pero nos da claramente los resultados de su propia experiencia la suya y la de otros. Lo presenta con un retrato, no como un cuadro elegante. Describe el ideal de uno que ha pasado, como él lo ha hecho, a través del camino de la vida espiritual, a través de sus dificultades y de sus victorias.»manuscritos-santa-teresa

Su axioma es que el alma debe vaciarse del ego para ser llenada por Dios, que debe purificarse de los últimos rastros de escoria terrenal antes de vestirse para la unión con Dios. En la aplicación de esta máxima simple se muestra dotado de una lógica sin ataduras. Partiendo de que el alma que se esfuerza habitualmente por estar en estado de gracia y que se esfuerza por ir adelante para alcanzar cotas mejores, lo logra a través del mismo camino que le lleva, en su opinión a Dios, y que, a la vez, pone palpablemente ante sus ojos sus propias y diversas heridas de las que estaba totalmente ignorante, lo que llama los pecados capitales espirituales. Cuando éstos se hayan pasado (una tarea más que formidable) el alma está preparada para ser admitida en lo que llama la «Noche Oscura» que consiste en la purgación pasiva donde Dios a través de pruebas pesadas, particularmente interiores, perfecciona y completa lo que el alma había empezado por propio acuerdo. Es ahora pasiva, pero no inerte, ya que por el sometimiento a la acción Divina el alma coopera en la medida de su capacidad. Aquí reside una de las diferencias esenciales entre el misticismo de San Juan y un falso quietismo. La purgación perfecta del alma en la vida presente le permite actuar con energía maravillosa: de hecho casi podría decirse que obtiene una participación en la omnipotencia de Dios, como se muestra en los hechos maravillosos de tantos santos. Cuando el alma surge de la Noche Oscura entra en la claridad del mediodía descrita en el «Cántico Espiritual» y en «Llama de Amor Viviente.» San Juan la lleva a las alturas más altas, de hecho al punto donde se vuelve un «participe de la Naturaleza Divina». Es ahora cuando se percibe claramente la necesidad de la limpieza anterior, el sentido del dolor, de la mortificación, de la limpieza de todos sentidos, poderes y facultades del alma que son recompensadas ampliamente por la gloria que se está revelando en ella.

San Juan ha sido representado a menudo como un carácter austero; no hay nada más falso. Era de hecho austero en extremo con él, y, en cierta manera, también con otros, pero tanto de sus escrituras y de las declaraciones de aquéllos que lo conocieron, le vemos como un hombre que derrama caridad y bondad, una mente poética profundamente influenciada por lo bello y lo atractivo.

22 de Junio de 1898 …

6.000 soldados norteamericanos desembarcan cerca de Santiago de Cuba, a donde ha conseguido llegar la escuadra española al mando del almirante Cervera.
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Pascual Cervera Topete nació el 18 de febrero de 1839 en Medina Sidonia, Cádiz-España. Su padre fue oficial del Ejército que luchó contra las tropas de Napoleón durante la guerra de la Independencia.
Cuando sólo contaba 13 años de edad, ingresó en el Colegio Naval. Durante su primer viaje a La Habana, fue promovido a Guardiamarina de primera clase en 1858. Cuando cumplió 21 años recibió el despacho de Alférez de Navío.
Posteriormente fue enviado a las Filipinas, donde estuvo a las órdenes del Almirante Casto Méndez Núñez (héroe en el combate naval del Callao). Luchó contra los moros malayos y a punto estuvo de perder la vida durante el asalto a la Cotta o fuerte de Pagalugan. Durante esta acción de guerra, la primera en la que tomó parte, capturó una bandera que portaba el enemigo. Fue promovido a la graduación de Teniente de Navío en atención a los méritos contraídos durante la guerra.
Continuó en Filipinas llevando a cabo trabajos de hidrografía y levantando cartas de los centenares de islas del archipiélago. Muchas de esas cartas fueron de gran importancia para los navegantes de aquellas aguas hasta bien entrada la segunda década del siglo siguiente. En 1865 regresó a la península, a su tierra natal, y contrajo matrimonio.
Pasaron varios años en los que la inestabilidad política alcanzó niveles insospechados. En 1868, la Reina Isabel II fue destronada, iniciándose el nacimiento de la Primera República que trajo desórdenes en una época convulsa y turbulenta en la historia de España. A pesar del parentesco que le unía al Almirante Topete, no quiso tomar parte en la revolución, reconociendo los hechos consumados y sirviendo lealmente en los puestos que le confiaron, algunos de los cuales eran destinos de responsabilidad superior a la que le correspondía por su graduación militar.
Asimismo, tuvo que afrontar, no sin riesgo para su vida, algunas situaciones muy complicadas, como la revolución cantonal en Cartagena Murcia – España.
Posteriormente fue enviado de nuevo a Filipinas en donde desempeñó diversos destinos, tales como el mando de la corbeta Santa Lucía, en donde de nuevo tuvo que intervenir en acciones de guerra con ocasión de múltiples operaciones militares, especialmente en Mindanao, donde su actuación fue de nuevo de gran brillantez.
En 1876 fue nombrado primer Gobernador del archipiélago de Joló, con el grado de Coronel de Infantería de Marina. Las duras condiciones de vida allí le hicieron contraer la malaria, enfermedad de la que a punto estuvo de morir. Nunca resignó su mando ni abdicó de sus obligaciones, a pesar de que había recibido permiso para hacerlo, pues era su creencia que las órdenes militares habían de llevarse a cabo incluso hasta el punto del sacrificio de la propia vida si fuera necesario.
Cuando regresó a España, el Presidente del Consejo de Ministros, Cánovas del Castillo, lo llamó a Madrid para que le informara con precisión acerca de la situación en Filipinas. Por aquél entonces, la Monarquía había sido de nuevo re-instaurada en la persona del Príncipe Alfonso XII una vez transcurridos el periodo republicano y la regencia de D. Amadeo I de Saboya.
Cánovas solicitó a Cervera que aceptara en Madrid un destino en el Ministerio de Marina. Sin embargo, no se sentía cómodo con la idea de quedarse en Madrid, dado que su vocación de hombre de mar se encontraba a bordo de los barcos, y no en tierra.
Sus aficiones siempre estaban relacionadas con la familia. Le gustaba escuchar música, pero fue sólo con ocasión de la boda del Rey Don Alfonso XII con Doña María de las Mercedes de Orleáns que se permitió el “exceso” de ir al teatro en la tarde del 23 de enero de 1878. Tal era su carácter en estos temas, que incluso le llevaban a ser optimista en medio de las privaciones que su sueldo de Oficial de Marina le propiciaban, y a las que estaba acostumbrado.
Recibió el mando de la corbeta Ferrolana, buque escuela de Guardiamarinas, a mediados de 1879. A finales de 1880 desembarcó y pasó como Comandante Militar de Marina de Cartagena.
De 1885 a 1890 presidió la Comisión Constructora del acorazado Pelayo, del que posteriormente sería su primer Comandante. En este destino tuvo que luchar tenazmente contra los lentos procesos burocráticos que constantemente imponían retrasos en la botadura y entrega del buque a la Marina.
La Reina Regente Doña María Cristina, viuda de Don Alfonso XII y madre del joven Alfonso XIII, lo llamó personalmente a la Corte para que le sirviese como Ayudante de Cámara y asesor naval. Era el 3 de mayo de 1891. A finales del año siguiente, fue ascendido a Capitán de Navío de Primera Clase (hoy Contralmirante) y nombrado Director Técnico y Administrativo de los Astilleros del Nervión, contratados para llevar a cabo la finalización de la construcción de los tres cruceros acorazados de la clase Vizcaya. Fue deseo personal de la Reina que Cervera desempeñara este puesto de responsabilidad.
Durante aquellos días fue requerido por el líder del Partido Liberal, Segismundo Moret, para proponerle ser Ministro de Marina en cuanto cayese el Partido Conservador, que entonces estaba en el poder. Cervera, que rechazaba todo cargo público, contestó con evasivas a Moret, dándole razones como
“…no es conveniente para ningún Gobierno tenerme a mí de Ministro… …como modesto Oficial de Marina creo que podría ser de más valor, mandando Escuadras, Departamentos Navales o cualquier otro destino que no tenga carácter político…”,
pero insistieron a pesar de todo.
El Primer Ministro, Práxedes Mateo Sagasta, le comentó a la Reina que no tenía ningún Ministro “de categoría” para la cartera de Marina, y ella apuntó el nombre de Cervera, su antiguo Ayudante, como el hombre más adecuado, insinuando a Sagasta que diese la orden a Cervera “bajo el peso de su real deseo”, de tal suerte que el leal Cervera no pudiera oponer resistencia.
Cervera se sintió muy contrariado cuando se le requirió para tan alto cargo pues preveía todo lo que se le venía encima y en un ambiente tan apartado del mundo militar que tan bien conocía y amaba. Finalmente aceptó, pero con una única condición: que no se le redujese el presupuesto de Marina ni un solo céntimo. Y así le fue prometido bajo palabra de honor por el Primer Ministro. De esta manera, Cervera, que por aquél entonces ya era Contralmirante, pasó a desempeñar la cartera ministerial desde la más baja graduación del generalato, cuando la práctica habitual era la de nombrar para este cargo a Almirantes de mayor graduación y antigüedad.
La promesa del Primer Ministro no se mantuvo, reduciéndose el presupuesto de Marina para el año fiscal 1893-1894 en casi dos millones de pesetas, una cifra considerable para la época. Cervera, que ya de por sí había reducido al mínimo admisible el presupuesto de Marina, no podía aceptar tales cambios e inmediatamente presentó su dimisión al Gobierno, y no sólo una, sino hasta tres veces.Los líderes independentistas cubanos Gómez y Maceo hostigaban de forma continua al ejército español con sus partidas en la Isla, recibiendo apoyo constante de los Estados Unidos, que ya habían mostrado su interés en comprar Cuba a España por 100 millones de pesos, a lo que ésta se negó, optando por la guerra, sabiendo de antemano que habría de perderla caso de declararse la guerra.
Para sofocar la rebelión en Cuba, el Gobierno envió al General Valeriano Weyler en 1896 a la Habana para imponer una férrea y represiva política. Maceo perdió la vida el 7 de diciembre de ese año, y la prensa norteamericana con Pulitzer y Hearst a la cabeza, se encargó de exagerar las crueldades cometidas por los españoles dirigidos por Weyler.9vl5xvAunque Cervera estaba seguro de sus convicciones, el Depósito de Guerra editó en aquellos días un panfleto titulado “Poder Militar y naval de los Estados Unidos en 1896”, basado en datos recogidos en 1891 por el agregado militar español, sin tener en cuenta el gran esfuerzo bélico hecho por los Estados Unidos entre 1892 y 1896. En el mencionado panfleto, el autor fantaseaba acerca del abandono que el Gobierno americano hacía de su Ejército, la debilidad de su Marina, y las deficiencias advertidas en la defensa de los Cayos de Florida, el control del Golfo de Méjico, y finalmente, describía lo fácil que sería navegar el río Missisippi arriba con la “poderosa” escuadra española, y capturar Nueva Orleáns…
El 20 de octubre de 1897, el Gobierno nombra a Cervera Comandante de la Escuadra de Instrucción. A la vista de los acontecimientos, recordó las palabras de la carta escrita a su primo un año antes:

“…y buscarán a la pobre víctima a quien culpar de las faltas cometidas por otros”.
Inmediatamente planificó un programa de adiestramiento de las dotaciones en Santa Pola, porque la denominada “Escuadra de Instrucción” no había realizado ningún ejercicio de combate desde 1894, cuando el asunto de las islas Carolinas y la amenaza de guerra con Alemania.
Las desacertadas políticas desarrolladas por el Gobierno, así como la falta de previsión, trajeron variadas y complejas deficiencias a la Escuadra en un momento en el que no quedaba tiempo para corregir todo aquello que estaba mal. Cervera tuvo que afrontar no sólo los problemas de falta de adiestramiento de las dotaciones, sino la carencia de recursos, algunos de enorme importancia, cual fue el caso del Crucero Colón, que marchó al combate sin su artillería principal.
Los ejercicios navales finalizaron con sólo la mitad de los programados por el Almirante, porque el Ministro de Marina no proveyó de fondos. Y lo que es más, advirtió a Cervera que “no gastara mucho, que no quemase carbón, y ahorrase disparos”. La artillería principal de sus buques no estaba totalmente operativa debido a la falta de seguridad de los cierres en los montajes de 14cm., y los casquillos de munición eran de muy pobre calidad; algunos hasta el punto de que no entraban en los cañones. Solamente se le autorizó a realizar dos disparos por cada montaje de la artillería principal. Mientras esto ocurría, la flota americana se estaba preparando intensivamente para la guerra.
En medio de esta tensa situación, el acorazado norteamericano Maine arribó al puerto de La Habana el 25 de enero de 1898 en visita de cortesía, aunque levantó suspicacias y no todos lo entendieron así, y España correspondió inmediatamente despachando al Vizcaya para Nueva York aquel mismo día, sin preparativos.
El Almirante Cervera acudió a despedir a la dotación, diciéndole a su Comandante las siguientes palabras:
“La misión que llevan es una misión de paz, y la llevarán a cabo bien, exactamente igual que cualquier otra que se le encomendara. Siento no poder acompañarles, pero nos volveremos a ver pronto…”
Correspondencia Privada El Ministro de Marina, Segismundo Bermejo, y Cervera mantuvieron una correspondencia muy intensa, referida siempre al estado de la situación de la Escuadra y la necesidad de evitar cualquier retraso en el alistamiento de los buques, para estar preparados en caso de que la guerra se declarase. En estos documentos, Cervera expuso con gran claridad y contundencia la gran diferencia existente entre las fuerzas navales de ambas naciones, y siempre recibió evasivas o aplazamientos por parte de las autoridades españolas. Nunca quiso ocultar aquellas cosas que la prensa no mencionaba, esto es, que el sacrificio de la guerra sería inútil en tales circunstancias, pero no obstante, por encima de todo, si se le mantenía en su puesto, cumpliría con su deber.
El 15 de febrero de 1898, el acorazado Maine sufrió una violenta explosión mientras estaba atracado en La Habana, provocando su hundimiento. En estas breves notas biográficas no se describen las investigaciones que se llevaron a cabo tras el hundimiento del Maine; eso sí, recordar que a los ojos de la sociedad americana, este suceso causó gran impacto, seguido semanas más tarde del grito
¡Recordad al Maine!”, que sirvió como un pretexto más para poner a la nación en pié de guerra contra España.
El Gobierno americano no aceptó la presencia de observadores españoles en la primera investigación, determinando que la explosión fue producida desde el exterior del casco del barco. Sin embargo, las autoridades españolas informaron no haber encontrado peces muertos en el puerto, determinando que la explosión fue interna, probablemente iniciada en las carboneras. Solamente con el paso de los años, y a través de una tercera comisión de investigación dirigida por el Almirante Rickover, se determinó por los daños del casco que la explosión a bordo del Maine fue causada por la combustión espontánea del algodón pólvora del acorazado.
A primeros de abril de 1898 la situación era tal que no se podía demorar el alistamiento de la escuadra. Cervera pidió ir a Madrid para entrevistarse con el Ministro de Marina y preparar un plan de operaciones actualizado. El Ministro le envió a Cervera un telegrama en el que, sorprendentemente, le decía que “en este momento de crisis internacional, no hay nada que se pueda determinar con precisión…”, lo que indujo a Cervera a pensar que todos en el Gobierno habían perdido el juicio. Recibió orden de partir con la Escuadra para las islas de Cabo Verde, en donde le esperarían a su llegada instrucciones precisas y los planes del Gobierno. Era el 8 de abril.
Cuando Cervera llegó a Cabo Verde, no recibió las esperadas instrucciones. En su lugar, simplemente se le ordenaba embarcar el máximo de carbón que pudiera, víveres y pertrechos, y partir hacia Puerto Rico o cualquier otro punto de las Antillas, y cooperar en su defensa marítima.
Al salir para las Antillas no tenía instrucciones concretas y estaba convencido de la inutilidad del sacrificio y del desastre, que serían inevitables. El estado de sus buques era altamente deficiente tal y como vino advirtiendo desde muchos meses atrás, y también fue engañado pues se le comunicó que la Junta de Almirantes en Madrid había dictaminado por votación unánime que era imprescindible salir para las Antillas, cuando la verdad fue que el voto de la sesión fue mayoritario no unánime, lo que significa que había voces disidentes. Cervera y las dotaciones a su mando se encontraban ahora completamente abandonadas, destinadas a afrontar un destino fatal; solamente su patriotismo e integridad le hicieron obedecer a la orden recibida, aunque no sin amargura.
La navegación de Cabo Verde a la Martinica, y de allí a Curazao, antes de arribar a Santiago de Cuba, se realizó con gran cantidad de incidentes, calamidades y carencias dado que no pudo conseguir los apoyos logísticos y el carbón que le había prometido el Gobierno de Madrid.
La decisión de seguir hasta Santiago la fundamentó principalmente en la creencia de que este puerto estaba libre del bloqueo de barcos norteamericanos, dado que se le había informado que estos se encontraban en Puerto Rico; y además, él suponía que conseguiría en Santiago todos los apoyos logísticos que tan necesarios le eran. La Escuadra entró en Santiago el 19 de mayo de 1898. El tratadista militar norteamericano, Capitán de Navío Mahan, comenta sobre la entrada de Cervera en Santiago:
“La decisión de Cervera de navegar hasta Santiago fue acertada, y asumiendo que pudiera haber elegido cualquier otro puerto, incluso el de La Habana mismo, ello habría puesto las cosas más fácil para los buques americanos al haberse podido concentrar aún más, dándonos en tal caso la posición más favorable que pudiéramos nunca haber soñado, no sólo porque podríamos haber bloqueado a los buques enemigos, sino porque al mismo tiempo podríamos haber defendido de la mejor manera a nuestra estratégica base naval de Key West”.
Desde el 19 de mayo hasta el 3 de julio de 1898, fecha en que se produjo el combate naval, la Escuadra española colaboró con el Ejército defendiendo Santiago, y hubo un intenso cruce de telegramas entre Santiago, La Habana y Madrid acerca de cómo proceder a la vista del desarrollo de las operaciones militares en tierra y el bloqueo naval por la Escuadra del Almirante Sampson. Cervera quedó subordinado al Capitán General de Cuba, General Blanco, que asumió el mando único de todas las fuerzas militares en la isla al así haberlo solicitado al Gobierno de Madrid.
Los americanos trataron de embotellar la Escuadra de Cervera provocando el hundimiento del vapor Merrimac, cargado de carbón y con un cinturón de jarras llenas de pólvora que se harían explotar en el momento oportuno. Se presentaron ocho voluntarios para esta misión; el Teniente de Ingenieros Hobson y siete hombres. El buque fue descubierto por los centinelas del puerto y el fuego comenzó de inmediato desde la batería de Punta Gorda, mientras que al mismo tiempo, se dispararon dos torpedos desde los cazatorpederos, provocando el hundimiento del navío sin que llegaran a detonar las jarras de pólvora. El barco quedó hundido frente a Cayo Smith y la entrada de Santiago continuó libre.
El Teniente Hobson y sus hombres fueron rescatados del mar en una balsa volcada y a la deriva, y hechos prisioneros de guerra y tratados por Cervera con tal grado de caballerosidad y humanidad que, al terminar la guerra, se dedicó al Almirante un Memorial firmado por miembros del Senado de los Estados Unidos y otras sociedades y particulares en reconocimiento de este hecho, agradeciéndole por su conducta sobresaliente el trato dispensado al Comandante del Merrimac y sus hombres.
El 2 de julio, víspera del combate naval definitivo, Cervera envió a tierra un gran paquete sellado conteniendo documentación oficial, cartas y telegramas cruzados con el Gobierno. Dejó estos documentos en custodia del Arzobispo de Santiago, el cual, bajo palabra, se obligó a guardarlos en lugar seguro y enviarlos posteriormente al Almirante si sobrevivía al combate, o a sus familiares en caso de que muriese.
Cervera recibió de Blanco la orden última de salir de Santiago. La decisión del Almirante de partir para el combate de día se fundamentó en la preocupación por la seguridad de sus barcos, dada la casi total imposibilidad de hacerlo de noche, al estar permanentemente iluminados por los proyectores eléctricos de naves norteamericanas, que se acercaban a la bocana del puerto, sin que las baterías de costa pudiesen molestarlos. Así, a las 9 de la mañana del 3 de julio, se dio la orden de salida, abriendo la formación, en primer lugar, el buque insignia, Infanta María Teresa, seguido por el Vizcaya, Cristóbal Colón, Almirante Oquendo y a continuación los buques menores, Furor y Plutón.
Rodeando la boca de salida del puerto, como a unos ocho o nueve mil metros de distancia, se situaban en semicírculo los buques norteamericanos Indiana, New York, Oregon, Texas, Iowa, Brooklyn, Gloucester y Vixen.
El Comandante del buque insignia español, Capitán de Navío Víctor Concas, relata esos momentos:
“Momento solemne capaz de hacer latir al corazón más templado. Fuera de la torre de combate, en donde no quise entrar para dar ejemplo a mi indefensa dotación, pues si yo caía aún quedaba el Almirante para mandarla, requerí su venia para abrir fuego. ¡Pobre España! Le dije entonces al Almirante, y él me contestó significativamente con la cabeza, dando a entender que había hecho todo lo que era posible para evitarlo, y que su conciencia estaba tranquila…”
eq8jo3Cervera sabía que si salía a combatir en mar abierto, perdería todos sus buques y hombres. Impertérrito decidió presentar cara a la Escuadra americana y salió a la mar a la luz del día. Utilizó a su buque insignia para trabar combate directo con el buque norteamericano más cercano, el Brooklyn, y provocar así una acción separada del resto que permitiera a los demás que le seguían escapar al cerco.
Cuatro horas más tarde, finalizaba el combate con la Escuadra española destruida y con un saldo de 323 muertos y 151 heridos. El resto de los supervivientes fueron hechos prisioneros. Por el bando norteamericano, solamente sufrieron un muerto y dos heridos.
El Comandante del Iowa, Capitán de Navío Evans, relata uno de los momentos que siguió a la recogida de los españoles:
“El Almirante Cervera fue trasladado desde el “Gloucester” a mi buque. Cuando puso el pié sobre la cubierta fue recibido con todos los honores debido a su graduación por la totalidad de mi Oficialidad. La dotación del Iowa junto con la del “Gloucester” prorrumpió en un “hurra” cuando el Almirante español saludó a los oficiales americanos. Aunque el héroe ponía sus pies en la cubierta del “Iowa” sin ninguna insignia, todo el mundo reconoció que cada molécula del cuerpo de Cervera constituía de por sí un Almirante”.
Cuando Evans estrechó la mano de Cervera, pronunció las siguientes palabras:
“Caballero, sois un héroe. Habéis realizado el acto más sublime que se recoge en la historia de la Marina”.
Los prisioneros fueron llevados a diferentes puntos a lo largo de la costa este de los Estados Unidos. Cervera fue trasladado a Annapolis, y desde su llegada comenzó a recibir muestras de simpatía del pueblo americano que tan sinceramente reconocía así su caballerosidad y trato exquisito dispensado al Teniente Hobson y sus hombres con motivo del suceso del Merrimac y su hundimiento.
Aunque estaba prisionero, quizás la palabra que mejor definiría su situación era la de “retenido” y ciertamente se convirtió en una celebridad. Muchos escolares de los Estados Unidos le escribían para hablarle del combate y pedirle su autógrafo. Cervera recibió innumerables visitas y hubo días en que -según comentaba-, tuvo que estrechar la mano más de 2.000 veces.
El 20 de agosto, el Almirante Mac Nair, Director de la Academia Naval de Annapolis, pasó a Cervera un escrito del Gobierno de los Estados Unidos ofreciéndole la posibilidad de obtener la libertad para él y sus hombres con la condición de “no hacer armas durante la guerra”. Cervera rechazó esta oferta porque, según informó a Mac Nair, las ordenanzas militares españolas definían como delito y castigaban el aceptar la libertad bajo palabra de no hacer armas durante la guerra, y en consecuencia no podían aceptar. Once días más tarde, el Gobierno norteamericano concedía la libertad incondicional a todos los prisioneros.
Cervera regresó a España con los supervivientes de la Escuadra en septiembre de 1898. Las cosas en España no se vieron con igual simpatía que en los Estados Unidos, debido a la intoxicación de la prensa, y la distorsión de la verdad acerca de las noticias de la guerra. Buscaban a los culpables del desastre, pretendiendo encontrar culpa entre aquellos que no hicieron sino cumplir con honor y lealtad con su deber. La bienvenida que le dispensó a Cervera el Ministro de Marina Ramón Auñón no pudo ser más fría:
”Siento mucho lo sucedido, General. Supongo que habrá usted perdido todo lo suyo en el naufragio”
”Así es -contestó Cervera-, todo menos el honor”.
Cervera no fue inmune a la situación e incluso tuvo que soportar la colación de una causa contra él y sus Oficiales, la cual tras el conocimiento exacto de los hechos, así como el clamor popular y las voces que se pronunciaron a su favor desde el exterior, dieron como resultado el sobreseimiento y la restitución del honor del Almirante.Con su salud ya en estado delicado, fue llamado a ocupar, una vez más, otro destino, esta vez como Jefe del Departamento Marítimo del Ferrol. Corría el año 1906, y allí estuvo hasta finales de mayo del año siguiente.
Finalmente, se retiró a su casa de Puerto Real, Cádiz – España, donde pasó los últimos meses de su vida, falleciendo el 3 de abril de 1909, dando ejemplo de dignidad y cariño a todos los que le rodeaban, a los setenta años, y tras 56 años de vida de servicio efectivo en la Armada Española.
Poseía las cruces del Mérito naval roja y blanca, y la Gran Cruz, Caballero con cruz y placa de San Hermenegildo, cruz de la Marina de la Diadema Real, Comendador de Isabel la Católica, Joló, Cuba, Carraca, Rusia, Africa, benemérito de la Patria, Legión de Honor francesa, y otras.
Por Real Decreto del 6 de septiembre de 1909 se dispuso el traslado de sus restos al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando, Cádiz – España, acto que tuvo lugar en junio de 1916.

19 de Junio de 1861 …

En la ciudad de Calambá (Filipinas), nace José Protasio Rizal, que será médico, escritor cuya lucha por el pueblo filipino lo convertirá en héroe nacional. Será fusilado en 1896, lo que desatará grandes movimientos de protesta contra los españoles que se transformarán en la Guerra de Liberación de Filipinas.
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José Protasio Rizal Mercado y Alonso Realonda, patriota, médico y hombre de letras que era una inspiración para el nacionalista filipino movimiento.

El hijo de un próspero terrateniente, Rizal fue educado en Manila y en la Universidad de Madrid. Un estudiante de medicina brillante, pronto se comprometió a la reforma de la dominación española en su país de origen, aunque nunca abogó por la independencia de Filipinas. La mayor parte de su obra se hizo en Europa, donde residió entre 1882 y 1892.

En 1886 Rizal publicó su primera novela, Noli me tangere ( El Social del Cáncer ), una exposición apasionada de los males de la dominación española en Filipinas.Una secuela, El filibusterismo (1891; El reinado de la avaricia), estableció su reputación como el principal portavoz del movimiento de reforma de Filipinas.

Él publicó una edición anotada (1890; reimpreso 1958) de Antonio de Morga Sucesos de las Islas Filipinas, con la esperanza de demostrar que la gente nativa de Filipinas tenían una larga historia antes de la llegada de los españoles. Se convirtió en el líder de la Movimiento de Propaganda , aportando numerosos artículos en su periódico, La Solidaridad, publicado en Barcelona. Programa político de Rizal incluyó la integración de las Filipinas como una provincia de España, la representación en las Cortes (Parlamento español), la sustitución de los frailes españoles por sacerdotes filipinos, la libertad de reunión y de expresión, y la igualdad de los filipinos y españoles ante la ley.

Rizal volvió a las Filipinas en 1892. Fundó una sociedad no violenta a la reforma, la Liga Filipina , en Manila, y fue deportado a Dapitan en el noroeste de Mindanao. Permaneció en el exilio durante los próximos cuatro años. En 1896 el Katipunan, una sociedad secreta nacionalista filipino, se rebeló contra España. A pesar de que no tenía conexiones con esa organización y que había tenido parte en la insurrección, Rizal fue detenido y juzgado por sedición por los militares. Declarado culpable, fue ejecutado públicamente por un pelotón de fusilamiento en Manila. Su martirio convenció a los filipinos que no había alternativa a la independencia de España. En la víspera de su ejecución, en el confinamiento en Fort Santiago, Rizal escribió « Último adiós «(» Last Farewell «), una obra maestra de la poesía española del siglo 19.

» 16 de Febrero de 1941 «

El centro y casco antiguo de la ciudad de Santander – España resulta destruido por un pavoroso incendio que se ha iniciado en un edificio de la calle Cádiz, avivado por un aire huracanado. La tragedia se saldará con un balance de más de 400 edificios arrasados, 10.000 personas damnificadas y pérdidas materiales cifradas oficialmente en 85 millones de pesetas. Como consecuencia quedarán arrasados 115.000 metros cuadrados de suelo urbano situados en la zona más céntrica de la ciudad. A partir de entonces, se iniciará una total remodelación del área que con el tiempo dará paso a un moderno centro urbano, orientado al comercio y viviendas para las clases más acomodadas.
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En la madrugada del día 15 al 16, un devastador incendio destruyó gran parte de la ciudad de Santander. A pesar de lo espectacular del incendio sólo falleció una persona, un bombero de Madrid que se desplazó a trabajar en la extinción.
Al parecer el incendio comenzó en la calle Cádiz, aunque hay discrepancias sobre las causas; unos dicen que fue una chimenea y otros señalan un cortocircuito. El fuente viento del sur, con rachas de hasta 140 kilómetros por hora, colaboró en la rápida propagación del fuego. Las llamas pronto alcanzaron la catedral y se extendió por las estrechas calles aledañas.La estructura de los edificios y los miradores eran de madera que servía de combustible a las llamas. Durante todo el día 16 el fuego avanzó hacia el este de la ciudad y hasta allí llegaron miles de bomberos procedentes de varias ciudades españolas. El incendio destruyó el caso antiguo de la ciudad, más de 400 edificios y gran parte de los locales donde se realizaba la actividad comercial.

En total unas 10.000 personas resultaron damnificadas y 7.000 perdieron su trabajo. El buque Canarias atracó en el puerto para abastecer de alimentos y ayuda humanitaria a toda la población. Tardaron tres días en controlar el incendio. El ejército tuvo que utilizar dinamita para hacer cortafuegos. Veinte días después todavía se apagaban los últimos rescoldos.

Pronto comenzó la reconstrucción de la zona destruida y se replanteó una moderna y próspera planificación urbanística. Las clases medias que vivían en el caso antiguo se desplazaron hacia la periferia y el centro fue ocupado por locales donde primaba la actividad comercial. En 1954 la ciudad quedó prácticamente reconstruida y surgió una nueva Santander en los dos kilómetros cuadrados que habían quedado arrasados.

» 13 de Febrero de 1837 «

En Madrid – España, se descerraja un tiro en la sien derecha, el joven escritor español romántico Mariano José de Larra a los 26 años de edad, al perder toda esperanza de ver a España bajo un régimen liberal, su disconformidad y desaliento ante el rumbo que está tomando la sociedad española y por el doloroso abandono definitivo de su amante Dolores Armijo.

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Nació en Madrid el 24 de marzo de 1809, y fue llevado a Francia por su padre, médico del ejército de Bonaparte en 1814. Hasta tres años despues permaneció en un colegio de este país, donde olvidó por completo el idioma patrio, que hubo de aprender a su regreso en el Colegio de San Antonio Abad. Trasladado con su familia a Corella, tradujo allá del francés la Iliada de Homero y el Mentor de la Juventud. Instado a elegir una carrera se trasladó a la corte, donde en tres años estudió matemáticas, griego, inglés, italiano, marchando luego a Valladolid para matricularse en filosofía y seguir la carrera de leyes. Una desgracia desconocida le hizo abandonar esta ciudad y trasladarse a Valencia para continuar sus estudios. Pero tampoco permaneció largo tiempo en esta población, regresando a Madrid donde se estableció definitivamente.

En 1829 se casó con Josefa Wetoret pero se separaron en poco tiempo. Sin embargo quien marcó definitivamente la vida amorosa del escritor fue el amor adúltero que mantuvo con Dolores Armijo.

Falto de medios de fortuna necesitó buscar recursos para vivir, ofreciéndose para trabajar en  prensa a invitación de su amigo D. Ventura de la Vega. Aunque Larra escribió alguna novela y una obra teatral, es conocido por sus famosos artículos de costumbres, en los cuales el autor destila ironía y un constante ataque a la inoperancia de numerosas instituciones. Sus primeros artículos fueron publicados en el folleto mensual El Duende Satírico del Día y firmados con el seudónimo «el Duende». Su imagen de agudo observador de las costumbres y de la realidad social, cultural y política, se afianzó con la publicación de su revista satírica El Pobrecito Hablador, usando esta vez el seudónimo de Juan Pérez de Munguía. Ambas publicaciones fueron prohibidas por la censura al cabo de poco tiempo.  En ella aparecieron sucesivamente la mayor parte de sus artículos, algunos de los cuales serán siempre leídos con interés, no obstante referirse a la política palpitante de la época.

Formó parte del grupo de jóvenes que se reunían en la tertulia del café de la calle del Príncipe en Madrid. La tertulia fue bautizada como «El Parnasillo» y la frecuentaron Ventura de la Vega, Juan de la Pezuela, Miguel Ortiz, Juan Bautista Alonso o Bretón de los Herreros.

En 1835 emprendió un viaje a Portugal, Londres, Bruselas y París, donde conoció a Victor Hugo y Dumas. En 1836 fue elegido diputado por Ávila pero el motín de La Granja le impidió entrar en funciones.

En 1833 inició una nueva etapa de su carrera, con el seudónimo de Fígaro, en la Revista Española y El Observador, donde además de sus cuadros de costumbres insertó crítica literaria y política al amparo de la relativa libertad de expresión propiciada por la muerte de Fernando VII. Trabajó también para los periódicos El Redactor General y El Mundo.

Dedicado al teatro, aunque solo escribió un drama original Macias, tradujo gran número de producciones francesas que se representaron con un éxito notable. Llevaba compuestos dos actos de su drama titulado Quevedo cuando terminó su existencia. También dio a luz una novela, El Doncel de D. Enrique el Doliente, del que se ha editado lujosamente a petición de su hijo.

Se suicidó en 1837, por amor a Dolores Armijo, pegándose un tiro en su domicilio, a los veintiocho años, por ello, aunque no compartió los postulados literarios del romanticismo, su agitada vida y su muerte lo convirtieron en modelo del romanticismo.
Puso fin desgraciadamente a su existencia siendo una pérdida para la literatura, del que estaba llamado a ser uno de los representantes. Su muerte ha dado origen a grandes invectivas.

» 12 de Febrero de 1815 «

Nace en Roma – Italia el pintor español Federico Madrazo, que será pintor oficial de la corte española, director del Museo del Prado y director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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Madrazo y Kuntz, Federico de, Pintor español. Director del Museo del Prado de 1860 a 1868 y de 1881 a 1894.
Nacido en Roma estando su padre, José de Madrazo, al servicio de Carlos IV en el exilio, se trasladó a Madrid con toda la familia cuando su padre fue nombrado pintor de cámara de Fernando VII, a principios de 1819.
Pocas semanas después se inauguraba el Museo Real de Pinturas, una institución cuya historia durante sus primeros tres cuartos de siglo puede seguirse a través de la biografía de Federico de Madrazo.
Durante su infancia y juventud la pinacoteca estuvo muy presente en su vida de la mano de su padre, muy próximo a los directivos de la misma desde el principio, responsable del establecimiento litográfico con taller en el propio Museo desde 1826 y director del mismo entre 1838 y 1857.
Pintor precoz que ingresó como académico de mérito en la Real de Bellas Artes de San Fernando a los dieciséis años de edad, desarrolló una brillante carrera como pintor de historia y, muy especialmente, como retratista, alcanzando un gran prestigio en los ambientes artísticos y cortesanos no solo de Madrid, sino también de París y Roma.
Sin embargo, a pesar de su éxito profesional y sus numerosos encargos, aceptó la oferta de asumir la dirección del Museo Real de Pintura y Escultura, vacante tras el fallecimiento de Juan Antonio Ribera, y tomó posesión del cargo el 19 de junio de 1860. Consciente de la extraordinaria calidad de las colecciones del Museo y de la importante proyección internacional que tenía, se planteó la necesidad de reordenar las obras expuestas y remodelar las instalaciones con el fin de exponer tan rico patrimonio con la dignidad que requería. Dedicó la galería principal a lo más representativo de las escuelas española e italiana, después de haber sustituido el pavimento por un entarimado y de haber pintado paredes, puertas y ventanas. Pero para mantener la pinacoteca en óptimas condiciones y atender adecuadamente al público hacía falta, además, disponer de suficiente personal.
Gracias a sus buenas relaciones con la reina consiguió ampliar la plantilla hasta quedar compuesta por el director, un interventor, un secretario, tres restauradores, dos forradores, un mozo de restauración, un escultor, un cantero, un carpintero, un conserje, siete celadores, tres porteros, un mozo ordinario y cuatro guardas. El incremento de la colección fue otra de sus preocupaciones, y consiguió el ingreso de obras como La Anunciación, de Fra Angelico, gracias a su gestión personal ante las monjas de las Descalzas Reales, que aceptaron ceder la tabla al Museo a cambio de una copia pintada por el propio Federico de Madrazo. En otras ocasiones, en cambio, sus esfuerzos resultaron infructuosos, como en el caso de los cartones de la fábrica de tapices, que, tal como consta en la so­licitud de traslado, «se están echando a perder en los sótanos de palacio».
o-maticEntre tanto la situación política y económica del país empeoraba y desembocó en la Revolución liberal de septiembre de 1868 que destronó a Isabel II. Desde el principio, la Junta Provisional Revolucionaria nombró un «Consejo encargado de la conservación, custodia y administración de los bienes que constituyeron el Patrimonio de la Corona Española», cuya presidencia fue confiada a Pascual Madoz.
El hasta entonces designado Museo Real de Pintura y Escultura pasó a depender del Ministerio de Hacienda. Poco después Federico de Madrazo fue cesado de su cargo, y sustituido por Antonio Gisbert, pintor comprometido con la causa liberal. Trece años más tarde, en 1881, restaurada la monarquía tras el fracaso de la Primera República, y fallecido Francisco Sans Cabot, que se había hecho cargo del Museo desde 1873, Federico de Madrazo fue nuevamente requerido para dirigir la pinacoteca, a la que encontró profundamente cambiada. En virtud de la ley 9-18 de diciembre de 1869, el Real Patrimonio había sido declarado extinguido y todos sus bienes, incluyendo el Museo, revirtieron al Estado.
El nombre de la institución vino a ser el de Museo Nacional de Pintura y Escultura del Prado y pasó a depender del Ministerio de Fomento, Departamento que, de esta forma, se halló ante la responsabilidad de administrar dos museos nacionales de pintura, el del Prado y el de la Trinidad.
Tal duplicidad era del todo injustificable en las difíciles circunstancias por las que pasaba el país y, por decreto del 22 de marzo de 1872, se procedió a suprimir al segundo e incorporar sus fondos al primero. También se encontró Federico de Madrazo en el Museo del Prado con los cartones para tapices de Goya, Bayeu, Castillo y demás artistas que trabajaron para la Real Fábrica de Santa Bárbara y que años atrás reclamara inútilmente. En otro orden de cosas, la situación general de la institución era también muy diferente, con un régimen de apertura al público todos los días de la semana, excepto el lunes por la mañana, y con una grave fuente de problemas desde que se concediera permiso de residencia en el interior del Museo a los funcionarios del mismo y a sus familias. También había cambiado la apreciación del Museo por parte de la sociedad, como lo demuestra el hecho de que los donativos de piezas se sucedían con una cierta regularidad. De ellos, uno de los más significativos de toda la historia de la pinacoteca fue el de las Pinturas negras, de Francisco de Goya, cedidas por el barón Émile d’Erlanger el 20 de diciembre de 1881. Otros destacables fueron el de El general don José Palafox a caballo, también de Goya, el Retrato de Antonio González Velázquez, por su hijo Zacarías González Velázquez, o las más de doscientas pinturas legadas por la duquesa de Pastrana, en 1889, entre las que figuraban los bocetos de Rubens para sus composiciones de la Torre de la Parada.
La_marquesa_de_Montelo_(Federico_de_Madrazo)En esta etapa se llevaron a cabo nuevas obras de mejora en el edificio de Villanueva. Con objeto de eliminar humedades, entre 1882 y 1885 se rebajó el terraplén que afectaba a parte de la fachada oriental y que permitía la entrada directa al primer piso por el lado norte, y fue preciso construir una escalinata monumental para mantener dicho acceso. Al quedar despejada la planta baja de la fachada oriental, fue posible abrir ventanas en la zona inferior del cuerpo central y cerrar el óculo de la llamada Sala de la Reina Isabel.
Se eliminó así la absurda galería que impedía la ­correcta apreciación de las pinturas allí colgadas, justamente las más destacadas del Museo, completándose la reinstalación de la sala justo a tiempo para las celebraciones del cuarto centenario del descubrimiento de América, en octubre de 1892. En su Epistolario, ­Federico de Madrazo expresó repetidamente su preocupación ante el riesgo de un incendio. Sin embargo, esas inquietudes no parece que se tradujeran en actuaciones concretas para resolver el problema. Así, cuando el 25 de noviembre de 1891 el periódico El Liberalpublicó una crónica de Mariano de Cavia relatando con gran realismo el incendio, ficticio, del Museo del Prado, muchos lectores creyeron que se trataba de un suceso verdadero. Consecuencia de la alarma creada fue la inmediata visita del ministro de Fomento, quien pudo constatar la existencia de cocinas en las diversas viviendas, la acumulación de grandes cantidades de leña y madera en los sótanos y alrededor de los conductos de las chimeneas, además de la presencia de un brasero encendido y desatendido en la sala donde los copistas conservaban sus disolventes y pinturas.
La reacción ministerial no se hizo esperar y se procedió a de­salojar al personal que vivía en el Museo y a eliminar los materiales inflamables almacenados. El episodio tuvo lugar hacia el final de la vida de Federico de Madrazo, cuando su salud estaba ya muy mermada y, sin duda, le supuso un duro golpe.
A pesar de ello siguió cumpliendo con sus obligaciones al frente del Museo casi hasta la fecha de su muerte, pocos meses antes del setenta y cinco aniversario de la inauguración del Museo.

» 11 de Febrero de 1873 «

El rey de España, Amadeo I de Saboya, abdica al trono y se refugia en la embajada Italiana, lo que abrirá paso a la Primera República y a un periodo caracterizado por la inestabilidad política en todo el país. El 29 de diciembre de 1874, con el pronunciamiento del general Martínez-Campos, se dará fin a la Primera República y comienzo a la Restauración borbónica en España por la que la Casa de Borbón recuperará el trono por medio de Alfonso XII en 1874.
Amadeo 1
Amadeo I es uno de los reyes menos conocidos de la historia de España. Entre las razones para este olvido puede estar el hecho de ser extranjero y de haber reinado durante muy poco tiempo desde 1870 hasta 1873. Aun siendo uno de los reyes menos estudiados de nuestra historia, las opiniones sobre el son muy diversas, algunos lo consideran poco apto para el cargo, mientras que otros consideran que en unas circunstancias mas favorables hubiera sido un buen rey para España.
Desde el primer momento, Amadeo I debio intuir que las cosas no iban a ser fáciles para el en nuestro país. cuando desembarco en el puerto de Cartagena, la situación en España era especialmente tensa, estaba muy reciente el asesinato de Prim y había rumores de que podían atentar tambien contra el nuevo monarca. Todo el mundo era tan consciente del peligro de un atentado que las crónicas cuentan que se oyó a un niño decir a su madre:
» Mama, ¿Cuando empiezan los tiros?»

 Amadeo I, Duque de Aosta y rey de España, nació el 30 de mayo de 1845 en Turín. Perteneciente a la casa de Saboya, segundo de Víctor Manuel II, Rey de Saboya-Piamonte y, posteriormente, primer Rey de Italia y de María Adelaida de Austria.

     En 1867 contrajo matrimonio con María Victoria dall Pozzo della Cisterna. Un año más tarde. Y tras el triunfo de la revolución española, se convocaron elecciones y las nuevas Cortes decidieron establecer el régimen monárquico Fue elegido rey de España después de ser destronada Isabel II.

     Merced al apoyo del sector progresista de las Cortes, Amadeo I fue elegido rey el 16 de noviembre de 1870, y aceptada por él formalmente la Corona, juró la Constitución en Madrid el 2 de enero de 1871.

     800px-Juan-Prim-atentado-1871La subida del nuevo rey al trono coincidió con el asesinato de Juan Prim, su principal valedor. A partir de entonces, Amadeo, tuvo que enfrentarse a situaciones difíciles, con una vida política española que carecía de estabilidad; con conspiraciones republicanas y borbónicas; levantamientos carlistas; separatismo en Cuba; disputas dentro de un mismo partido; fugaces gobiernos; atentados…

     Sólo contó con el apoyo del partido progresista, cuyos jefes se sucedieron en el gobierno y obtuvieron la mayoría parlamentaria gracias al fraude electoral. Los progresistas se escindieron en constitucionales y radicales, con lo que la inestabilidad aumentó, y en 1872 las actuaciones violentas llegaron al límite. Los carlistas se levantaron en las regiones del norte y catalana, y a partir de ese momento las insurrecciones republicanas tuvieron lugar sucesivamente en varias ciudades.

     Ante la imposibilidad de seguir gobernando sin ningún tipo de apoyo, decidió dimitir, anunciando su abdicación a la Corona española en

     El detonante que puso fin a la dinastía Saboyana fue el verse obligado a firmar la disolución del cuerpo de artillero. Así, y después de haber vivido un reinado de muchas tensiones, el rey firmaba su acta de abdicación el 11 de febrero de 1873. Ese mismo día, sobre las diez de la noche, se proclamó la república y Amadeo I se dirigió por última vez a las Cortes españolas en donde calificó a los españoles de ingobernables.

     Totalmente desengañado, el monarca abandonó España para regresar a su país natal, donde tomó posesión del ducado de Aosta. Allí pasaría el resto de sus días hasta que falleció, víctima de una bronco-neumonía, el 18 de enero de 1890 en la ciudad que le vio nacer. Su cuerpo fue sepultado en la iglesia de Superga, el panteón real de Turín.